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CRÍTICA: Mr. Turner (2014)

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7 estrellas

Título original: ‘Mr. Turner’. Año: 2014. Duración: 150 min. País: Reino Unido. Director: Mike Leigh. Guión: Mike Leigh. Fotografía: Dick Pope. Música: Gary Yershon. Reparto: Timothy Spall, Paul Jesson, Dorothy Atkinson, Marion Bailey, Karl Johnson, Ruth Sheen. Productora: Focus Features International. Género: Drama/Biográfico. Estreno (Reino Unido): 31/10/2014. Estreno (España): 19/12/2014.

Vincent van Gogh, Frida Kahlo, Pierre-Auguste Renoir, Johannes Vermeer, Andrei Rublev o Jackson Pollock son algunos de los pintores cuyas vidas (o una parte de ellas) han sido trasladadas a la gran pantalla. Biopics que han querido mostrar la persona tras el artista, las obras de los cuales están expuestas en las mejores galerías y museos del mundo. Joseph Mallord William Turner fue uno de los pintores británicos más importantes de finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX, el también británico y veterano director y guionista Mike Leigh (‘Secretos y mentiras’, ‘El secreto de Vera Drake’) se encarga de hacer un retrato del artista en ‘Mr. Turner’.

2014, MR. TURNER

Turner se nos presenta como un hombre dedicado por completo a sus obras para encontrar la perfección en sus lienzos en su estudio, un particular edén creativo. Su gran entusiasmo por el arte de la pintura choca con la completa indiferencia hacia sus ex-mujer e hijas a las que recibe en casa con mucha frialdad, en cambio siente un gran afecto por su padre con el que tiene una muy buena relación. El aislamiento personal que el mismo se impone le ha convertido en una persona tímida y poco sociable, dos aspectos que no evita que, tras convertirse en un reconocido pintor a lo largo de los años, se reúna con la alta sociedad británica y sea un respetado miembro de la Royal Academy of Arts donde tenía algunas de sus obras expuestas. Leigh hace un retrato intimista del pintor en una edad adulta que permite enseñar su lado más excéntrico y particular. Asiduo viajero en busca de inspiración con su inseparable libreta de bocetos en busca de paisajes para poder ilustrarlos, es un hombre solitario al que le cuesta revelar de un modo visible sus sentimientos, es en la muerte de su padre cuando por primera vez vemos llorar y emocionarse al personaje, un fallecimiento muy representativo por la unión y el amor que tenía hacia él. La pérdida de un ser querido es uno de los principales nexos de unión entre Turner y Mrs Booth, la propietaria de una pensión que el pintor regenta en uno de sus viajes habituales en un pueblo costero, mujer de la que se acaba enamorando y con la mantiene una relación hasta su muerte que le cambia su vida y su forma de ser.

Según puede verse en el filme, la vida de Turner no destaca por ser muy agitada, Mike Leigh procura hacer un pausado y profundo análisis del personaje y de sus características definitorias lo suficientemente interesantes para mantener el entretenimiento del espectador durante las dos horas y media de duración, pese a que haya momentos donde resulte algo intranscendente (Leigh ya ha demostrado en otras ocasiones que le gusta hacer películas largas). El gran tanto del director es convertir un filme sobre un pintor en un lienzo en imágenes, podría decirse que nos encontramos con una película metapictórica. La importancia de la luz para Turner -la presencia de sol en la primera escena y de las últimas del filme es una buena prueba de ello- le permite experimentar y estudiar su función para plasmarla posteriormente en sus cuadros consiguiendo unos tonos adecuados en unas obras donde la luz solar y los colores cálidos, sean de amaneceres o atardeceres reflejados también el mar –lugar fundamental en sus pinturas-, están muy presentes. El filme se beneficia de esa consideración de Turner para ejercerlo en muchas escenas donde la luminosidad las oxigena y hace acto de presencia de un modo omnipresente. El gran trabajo del director de fotografía, Dick Pope, permite captar algunos momentos como si se trataran de los cuadros que pinta el propio Turner. Hay transiciones de escenas que por unos instantes parecen óleos de paisajes de cuadros de manera que el espíritu del pintor está plasmado dentro de la película.

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Quien brilla con luz propia es Timothy Spall. El actor, que ya había trabajado anteriormente con Leigh, personifica perfectamente al pintor hasta llegar a convertirse en él. Observa, ilustra, gruñe, escupe a sus obras, Spall capta todas las extravagancias que describen a Turner y las exhibe durante la película. Del personaje destaca también la degradación que sufre por parte de una sociedad que años antes lo había idolatrado para acabar burlándose de él en obras de teatro. Es la relación, primero con su fiel sirvienta Hannah (Dorothy Atkinson) –enamorada de él en secreto- a la que utiliza como alivio sexual en alguna ocasión y sobre todo con Mrs Booth (Marion Bailey), su segunda mujer, que lo acompañará y cuidará hasta su fallecimiento, las dos personas más destacadas en una vida con más luces que sombras.

La belleza se manifiesta en el aspecto formal transformando ‘Mr. Turner’ en un gran cuadro dinámico en imágenes donde una paleta de colores cálidos y luminosos es tan protagonista como el pintor, uno de los artistas anglosajones más destacados del siglo XIX y que Mike Leigh se ha encargado de retratar a fondo y con delicadeza como si utilizara una brocha muy fina para destacar los detalles.

Sergio Montesinos


Tagged: Dorothy Atkinson, Karl Johnson, Marion Bailey, Paul Jesson, Ruth Sheen, Timothy Spall

CRÍTICA: Leviatán (2014)

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4 estrellas

Título original: ‘Leviafan’. Año: 2014. Duración: 141 min. País: Rusia. Director: Andrey Zvyagintsev. Guión: Oleg Negin, Andrey Zvyagintsev. Fotografía: Mikhail Krichman. Reparto: Elena Lyadova, Aleksey Serebryakov, Vladimir Vdovichenkov, Anna Ukolova, Roman Madyanov. Productora: Pyramide International. Género: Drama. Estreno (Rusia): 05/02/2015. Estreno (España): 01/01/2015.

Desde que debutara con ‘El regreso’ en 2003, el director ruso Andrey Zvyagintsev ha sabido hacerse por meritos propios un hueco en el foco del panorama del cine europeo. Su, por ahora, escueta filmografía está compuesta por historias que difieren entre sí, pero con varios puntos en común que consiguen que exista un nexo entre todas ellas. En ‘Leviatán’, su cuarto filme, Zvyagintsev vuelve a partir de una trama simple para, de forma paulatina, ir complicándose y exponiendo a los personajes cada vez más.

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‘Leviatán’ puede entenderse como un relato actual fácilmente extrapolable a cualquier otra parte del mundo, pero que ubicado en un país como Rusia, con una democracia y libertades más que discutibles, adquiere un potente carácter significativo. Este relato lo protagoniza Kolya, un hombre que al ver como el alcalde de la ciudad, Vadim Cheleviat (que representa el poder, el villano de la historia), quiere arrebatarle y expropiarle su casa y su taller de coches (su vida) a cambio de dinero, cuenta con la ayuda de su amigo y abogado Dmitri (el justiciero, que cree en la justicia por encima de todo) para defenderle y evitar que tal situación se lleve a cabo. Dmitri intenta corromper al alcalde con información comprometida que le perjudicaría el puesto si decide derribar las tierras de Kolya, pero el abuso de poder que ejerce Vadim, impregnado por la corrupción, es capaz de dominar a la justicia de un modo expeditivo y que se aleja de la legalidad. El poder político no es únicamente el que encarna el alcalde, también el del propio estado liderado por su presidente Vladímir Putin, presente en un cuadro del despacho del ayuntamiento, que controla todos los estamentos jurídicos y sociales. Por encima de todos ellos está la sacra potestad, Dios es el encargado de conceder el poder cuyo principal legado es la verdad como comenta un padre ortodoxo al alcalde.

La divinidad y las imágenes religiosas han estado presentes en las anteriores películas del director. En esta ocasión, la Iglesia ortodoxa, mayoritaria en Rusia, cobra más protagonismo por la gran influencia que tiene hacia el alcalde, símbolo de un ser todopoderoso terrenal. Zvyagintsev introduce de un modo omnipresente una figura de la Biblia como el Leviatán, un monstruo marino al que se le asocia con Satanás y que da título a la película. Una criatura que devora las almas perdidas de Kolya, Lylia, su segunda esposa, Roma, el hijo de su primera mujer y Dmitri, para acabar derivando a una confrontación entre los tres adultos donde salen a la luz secretos escondidos que perjudican la relación hasta llevar a los dos primeros hacia la desesperación y destrucción. Como sucede en las películas que la preceden, los personajes se sinceran, se agreden y se desnudan, deben tomar decisiones, algunas trágicas que pueden acabar con la muerte o perjudicando a otras personas. El vodka que Kolya bebe en exceso no le permite huir y aliviar el dolor de la desoladora realidad, Dios lo menosprecia y lo abandona, igual que el poder judicial, que lo evade con leyes que pisan sus derechos y desaparece cuando más lo necesita.

Un drama viviente captado en una atmósfera devastadora, fría y triste. Kolya y su familia viven en un paraje costero desértico hipnóticamente bello y melancólico, unos paisajes-lienzo que respiran por cada uno de los rincones que capta la cámara dándole una relevancia enorme dentro de la historia, una de los señas de identidad del cine estético y personal del realizador. El cineasta confecciona sus planos con lentos movimientos que gobiernan la película, planos generales en exteriores que demuestran la grandeza de una naturaleza mustia comparable con la degeneración de la sociedad dominada por líderes corruptos con sus propios secuaces, como si se tratara de un gánster. Ciertas imágenes contienen una razón metafórica como el enorme esqueleto de ballena semienterrado en la tierra en contraposición con la que nada en el mar (otro emplazamiento significativo como ya lo fue en ‘El regreso’) y la gran grúa destructora.

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El humor negro también hace acto de presencia en varios momentos, siendo el que tiene lugar en la fiesta que celebran Kolya, su familia y amigos en la montaña utilizando cuadros de ex-presidentes del país como blanco de tiro (única manera de impartir su particular justicia a líderes que les han representado) como el más destacado y representativo. Durante esa fiesta tiene lugar una de las mejores escenas de la película que sucede fuera de campo y que desencadena más problemas entre los personajes. En interiores y sobre todo en la casa de Kolya, de desolador destino, es donde el protagonista, su mujer y Dmitri más se manifiestan con la mesa del salón como centro de sus lamentaciones.

Las circunstancias que van sucediendo y que afectan a los personajes condenan a Kolya y lo convierten en un mártir de la maligna e injusta estructura gubernamental, corruptos titiriteros del resto de instituciones que manejan. ‘Leviatán’ es una poderosa crítica hacia estos estamentos y la maldad de los mandatarios que los lideran. Un filme identificable con el resto de la filmografía de Andrey Zvyagintsev en el retrato de los paisajes, su buena realización y el excelente reparto.

Sergio Montesinos


Tagged: Aleksey Serebryakov, Andrey Zvyagintsev, Anna Ukolova, Elena Lyadova, Roman Madyanov, Vladimir Vdovichenkov

CRÍTICA: El séptimo hijo (2014)

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1 y media estrellas

Título original: ‘Seventh son’. Año: 2014. Duración: 102 min. País: Estados Unidos. Director: Sergey Bodrov. Guión: Charles Leavitt, Matt Greenberg. Música: Marco Beltrami. Fotografía: Newton Thomas Sigel. Reparto: Jeff Bridges, Julianne Moore, Ben Barnes, Alicia Vikander, Kit Harington. Productora: Legendary Pictures. Género: Aventuras. Estreno (Estados Unidos): 05/02/2015. Estreno (España): 01/01/2015.

El género literario es muy propicio a trasladarse al cine. Tenemos infinidad de ejemplos, entre los más exitosos se encuentran sagas como ‘Harry Potter’, ‘El señor de los anillos’ o ‘Los juegos del hambre’ que con sus temáticas distintivas han sabido ganarse al espectador a base de entretenimiento. Pero no todas las sagas literarias han conseguido triunfar, entregas juveniles como ‘Hermosas criaturas’, ‘Eragon’ o ‘Cazadores de sombras’ tan sólo han estrenado una película, no han sido lo suficientemente atractivas para el público y no parece que vayan a seguir adaptando los libros siguientes. Ahora llega ‘El séptimo hijo’, película que se basa en ‘El aprendiz del Espectro’, primera entrega de la saga ‘Crónicas de la piedra de Ward’ de Joseph Delaney, conformada por tres libros. El filme sigue las aventuras de Gregory, más conocido como El Espectro, el único que queda de su estirpe, dedicado a matar criaturas y brujas malvadas, que decide reclutar a Thomas Ward, el séptimo hijo de un séptimo hijo, para ir en busca de Madre Malkin, una bruja con poderes oscuros capaz de convertirse en dragón, con el fin de destruirla.

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‘El séptimo hijo’ contiene todos los elementos que conforman las películas de temática fantásticas: brujas, dragones, monstruos, aprendices, amuletos, leyendas que resultan ser verdad y magia. Este popurrí lleva a rememorar a otros filmes de la misma materia como pueden ser ‘Eragon’ y ‘Dragones y mazmorras’. El principal problema no es tanto la evocación constante a las películas fantástico-medievales, sino lo mal unidas y articuladas que están las piezas que la conforman. Nada original y sin apenas personalidad, la endeble narración le hace un flaco favor, más efectista que efectiva en sus propósitos que, siendo muy  escasos, resultan insuficientes para sostener su argumento. Todos los acontecimientos son demasiados previsibles, las visiones que tiene Ward y que le enseñan retazos del futuro conllevan a que las sorpresas sean casi inexistentes y eso derivada a un desinterés cada vez mayor por la historia y sus personajes, la indiferencia se apodera de ellos, ninguno consigue destacar y llega un momento en que da igual que les suceda.

Gran culpa de los fallos de ‘El séptimo hijo’ parten, como se podía esperar, de un guión fallido y poco elaborado lleno de momentos descabellados que tira de todos los tópicos imaginables de forma continuada. La disputa del bien encarnado por Gregory y Ward contra el mal que representa Malkin y sus secuaces es el foco principal de la historia con una doble subtrama amorosa, la primera más bien de desamor entre Gregory y Malkin en tiempos pasados que desembocó en una poderosa y oscura ira de la bruja despechada y la segunda, la historia de amor imposible que protagonizan Ward y Alice, bruja sobrina de Malkin. Una aventura que para el joven Ward supone un viaje para conocerse a sí mismo y aprender cualidades más allá de la lucha como el coraje y el honor sin ceñirse a unas reglas establecidas. Propiedades que pueden resumirse, como comentan en un momento de la película, con un “todo lo que buscas está en tu interior”.

La duración concentrada en 100 minutos evita que la historia aburra o llegue a cansar en exceso, pero en cambio otorga a la narración un ritmo demasiado acelerado y atropellado. Algunos personajes desaparecen con demasiada rapidez y la acción se queda en poco más que unas desaprovechadas escenas aisladas donde abundan los efectos visuales. Los villanos que se presentan y presumen de grandes poderes, no se muestran tan extraordinarios en las escenas en las que se enfrentan con los dos protagonistas. Las brujas transformadas en dragones saben a poco después de ver a Smaug en acción y las demás bestias son demasiado estúpidas, no dejan de ser más que relleno.

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El principal reclamo está en el reparto: Jeff Bridges, Ben Barnes, Julianne Moore, Kit Harington y la sueca Alicia Vikander, cada más asentada en producciones americanas,  son las caras más reconocibles del filme. Un grupo de actores y actrices atractivos de cara el público pero que están muy desaprovechados en pantalla. Bridges como Gregory/Espectro (con sus habituales píldoras humorísticas) y Moore en el papel de Malkin tiran del carisma que les caracteriza en sus respectivos roles, muy poco exigentes si comparamos con otros de su filmografía. Ben Barnes, interpretando al séptimo hijo Thomas Ward, co-protagoniza la película junto a Bridges, un actor sin el magnetismo suficiente para llevar en algunos momentos el peso del filme. Alicia Vikander no tiene un personaje muy destacado, pero su presencia de bruja angelical, completamente opuesto al de su tía, tiene gancho. De Kit Harington (Jon Snow en ‘Juego de Tronos’) poco se puede comentar ya que su aparición es más testimonial y olvidable de lo que se podía pensar de inicio.

Basarlo todo en el entretenimiento más elemental no siempre garantiza unos buenos resultados, ‘El séptimo hijo’ manca de una identidad propia que hubiera mejorado el producto final. Un reparto llamativo no es siempre sinónimo de buena película. Será el público, como siempre, el que decidirá si las andanzas de Thomas Ward merecen una continuación.

Sergio Montesinos


Tagged: Alicia Vikander, Ben Barnes, Jeff Bridges, Julianne Moore, Kit Harington

CRÍTICA: Babadook (2014)

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7 estrellas

Título original: ‘The Babadook’. Año: 2014. Duración: 93 min. País: Australia. Director: Jennifer Kent. Guión: Jennifer Kent. Fotografía: Radek Ladzcuk. Música: Jed Kurzel.  Reparto: Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Hayley McElhinney, Barbara West, Ben Winspear. Productora: Entertainment One. Género: Terror. Estreno (Australia): 22/05/2014. Estreno (España): 16/01/2015.

La crítica contiene spoilers de la película.

Durante varios años de mi infancia fui un niño muy miedoso, tenía pánico a la oscuridad y al monstruo que creía que me visitaba todas las noches. La única solución era que mis padres se quedaran conmigo hasta que me durmiera (si es que no lo había hecho antes en el sofá del comedor). Tapado por completo, cualquier ruido, por pequeño que fuese, me desvelaba y lo asimilaba con la presencia de ese monstruo al que llamaba ‘El Coco’ (como el de la nana), al que me imaginaba y veía en sueños como una mezcla entre el payaso de ‘It’ y todos los personajes de películas de terror imaginables. No pude evitar recordar ese pasaje de mi niñez en los primeros compases de ‘Babadook’ con el pequeño Samuel atemorizado por la criatura que ve en sus sueños yéndose a dormir a la cama de su madre Amelia.

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La figura del monstruo está tratada de diferentes formas en ‘Babadook’, filme que supone el debut de Jennifer Kent en un largometraje. La imagen de ese ser aparece inicialmente y de manera continuada en los sueños de Samuel, sin demasiada importancia para Amelia, pese al comportamiento insoportable de su hijo. Es la aparición del escalofriante libro de Mister Babadook el que desencadena todos los eventos cada vez más inquietantes que les irán sucediendo a madre e hijo. La película va disfrazándose y cambiando constantemente según le conviene. Más cercana al drama psicológico que al terror, juega entre lo que es real y lo que no, como si se tratara de un truco. Samuel vive en un mundo donde la magia es su principal hobby, mientras que Amelia trata de llevar la vida de ambos de la mejor manera posible, sin haber superado aún la muerte de su marido el día que nació Samuel, una baza que Kent sabe utilizar durante muchas fases de la película. La obsesión hacia un ente ficticio e irreal pasa a ser una amenaza real. La psicología de los dos personajes va muy ligada con la presencia de Babadook, la relación entre Amelia y Samuel no es precisamente una maravilla, ella no muestra amor o afecto por su hijo, un ‘bicho raro’ a ojos de su tía y su prima. La pérdida del cónyuge y el trauma que ello representa en Amelia es el principal factor para que el Babadook se adentre en ella y se alimente de sus miedos y su vulnerable estado mental.

La directora trata la aparición de Babadook de un modo metafórico, esa criatura es la que, durante mucho tiempo, Amelia ha ido engendrando en su interior al no poder superar el dolor de la muerte de su esposo, las alucinaciones y un carácter cada vez más agresivo y violento se apoderan de ella y la dominan. La utilización de un personaje malvado y terrorífico como excusa para mostrar un problema real surgido de la mente aleja a la película de otros filmes del mismo género donde la amenaza -el monstruo, ser o asesino de turno- está por encima de sus víctimas, prescindibles o carentes de importancia dentro de la historia, ‘Babadook’ se centra en los dos personajes para conocerlos y comprenderlos, es así como el espectador puede empatizar o identificarse con ambos.

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Dentro de ese drama psicológico-familiar que se expone tiene cabida el terror y para ello utiliza un elemento tan clásico y sobrecogedor como es la oscuridad, Kent escoge ocultar y no mostrar demasiado para generar tensión. Las apariciones visibles de Babadook son muy escasas, pero su presencia entre la negrura de la casa durante la noche es perceptible. Los típicos sustos generados por efectos sonoros con banda sonora de fondo con la intención de dar miedo se sustituyen por ruidos y susurros que se identifican con el monstruo. El gran trabajo de puesta en escena gracias a una impecable dirección fotográfica de Radek Ladczuk crea una atmósfera inquietante y perfecta para la historia. El impresionante apartado visual envuelve a los personajes de Amelia y Samuel en su conflicto materno-filial. Essie Davis, que interpreta a Amelia, ofrece una interpretación escalofriante, viva imagen de la locura y el desorden mental que va acrecentando su personaje, capaz de generar aún más miedo que el propio monstruo al que teme. Una madre invadida por la depresión que no ama como debería a su hijo Samuel de seis años (Noah Wiseman) (¿Hay algo más doloroso para un crío que ver como su madre no le quiere como le gustaría?). Un niño que pese a su terrible miedo al Babadook, mira de combatirlo con una arma hecha por el mismo para protegerse él y a (o de) su madre.

La profundización que se hace de los personajes le otorga a ‘Babadook’ una chispa de personalidad dentro de los clichés que utiliza, pero que Jennifer Kent sabe como emplearlos y presentarlos en escena. Una película de monstruos (internos) que no habitan ni debajo de camas ni en armarios.

Sergio Montesinos


Tagged: Barbara West, Ben Winspear, Daniel Henshall, Essie Davis, Hayley McElhinney, Noah Wiseman

CRÍTICA: La teoría del todo (2014)

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7 estrellas

Título original: ‘The Theory of Everything’. Año: 2014. Duración: 123 min. País: Reino Unido. Director: James Marsh. Guión: Anthony McCarten. Fotografía: Benoît Delhomme. Música: Johann Johansson. Reparto: Eddie Redmayne, Felicity Jones, David Thewlis, Charlie Cox, Emily Watson. Productora: Working Title. Género: Biográfico. Estreno (Estados Unidos): 26/11/2014. Estreno (España): 16/01/2015.

Hablar de Stephen Hawking es hacerlo de una de las mentes más magníficas que se conocen, por eso no es extraño ver como parte de su vida ha sido trasladada al cine dada la afición de los diferentes estudios cinematográficos en dar a conocer y acercar al espectador diferentes personalidades que ha habido -o siguen habiendo, en el caso del propio Hawking- a lo largo de nuestra historia. ‘La teoría del todo’ aborda la figura del científico, astrofísico y cosmólogo inglés a partir del libro ‘Travelling to Infinity: My Life with Stephen’, escrito por su ex-mujer Jane Wilde a la que conoció en la década de los sesenta cuando los dos estudiaban en la universidad de Oxford. Un filme que se decanta por enseñar de manera primordial la relación que mantuvieron por encima de la divulgación científica y los descubrimientos que hizo Hawking acerca del universo y la singularidad espacio-tiempo tratados de forma secundaria en la historia.

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La enfermedad motoneuronal que padece el científico y que a lo largo de los años le ha ido destruyendo las células nerviosas que controlan los músculos adquiere un papel destacable en su relación. La joven estudiante de letras amante de la poesía medieval de la Península Ibérica decide entregarse por amor y luchar la enfermedad junto a Hawking y ser felices durante el tiempo de vida que le quede, estimado por el doctor de no más de dos años. Precisamente el tiempo es un factor con diferentes enfoques dentro de la película, más allá del periodo que le permita vivir la enfermedad, es el elemento que conecta sus principales aficiones, para Jane su gusto por la poesía tiene que ver con querer viajar en el tiempo, para Stephen, en cambio, es la reversión del propio tiempo y llegar a sus orígenes hasta ser el principal tema de su tesis y motivo de posteriores investigaciones que le llevaron a ser portada de la revista científica ‘Nature’ y a escribir diferentes obras de las que destaca ‘Breve historia del tiempo’. Jane resulta esencial y vital para él, un apoyo que evita que se desmorone ante las desoladoras perspectivas de futuro a las que se verá expuesto, el cariño que les une supera todas las probabilidades acerca de su enfermedad y que les permitió formar una familia con tres hijos.

La historia de superación del matrimonio Hawking rebasa todo límite, pero también supone un desgaste para la pareja. En el caso de Stephen es el deterioro y degeneración de sus músculos que le obligan a verse en contra de su voluntad en una silla de ruedas de por vida, mientras que para Jane el cuidado de su marido y de sus hijos sin ayuda de enfermeras ni especialistas durante bastantes años a petición de Stephen la llevan hasta el agotamiento. El director James Marsh, responsable de los documentales ‘Man on Wire’ y ‘Proyecto Nim’, decide presentar a Jane y Stephen como dos personas fusionadas y atraídas por una fuerza que forma un todo donde el amor y la enfermedad son entendidas como unas variables de un valor determinante en sus vidas. El cariño es palpable en todos los momentos que se muestran de la pareja con el añadido de las grabaciones en Super-8, una suerte de imágenes de archivo que otorgan a la familia Hawking un grado de intimismo en las imágenes para normalizar lo máximo posible la situación con la que han de convivir. La enfermedad degenerativa de Stephen está tratada en la película con dureza y emotividad en todas sus fases, escenas como la que el protagonista no es capaz de subir las escaleras a ojos de su hijo bebé o los silencios de la imposibilidad de comunicarse verbalmente tras la traqueotomía son buena prueba de ello, instantes que buscan enseñar de la manera más veraz y auténtica posible la magnitud de ese trastorno neurológico, pero que también son tratadas desde un punto humorístico en algunos momentos.

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Como ya es habitual en las películas biográficas, el reparto suele destacar y en ‘La teoría del todo’ no es una excepción, Eddie Redmayne y Felicity Jones son los encargados de interpretar a Stephen Hawking y Jane Wilde. La transformación de Redmayne en Hawking a lo largo de las tres décadas que se presentan es asombrosa e impactante hasta el punto de pensar que se está viendo en pantalla al científico en persona. Lo mismo ocurre con Jones, que realiza el papel de esposa sufridora, pero con la suficiente entereza y fortaleza para convertirse en un verdadero soporte emocional y vital para Stephen. El trabajo de los dos intérpretes y su compenetración –remarcable juego de miradas- son dignos de elogio, con sus actuaciones consiguen aupar la película que, si bien en algunos momentos puede resultar un filme común y poco innovador dentro del subgénero al que pertenece, es capaz de ofrecer grandes secuencias visuales, especialmente las relacionadas con la circularidad. Imágenes circunferenciales como una simple esfera, el movimiento giratorio de Stephen y Jane simulando la inversión de las agujas de un reloj o la pupila de un ojo pueden entenderse como un acercamiento a lo infinito y al cosmos. También merece ser destacada la preciosa banda sonora a cargo de Johann Johansson capaz de dar un plus de emoción al conjunto.

Durante la introducción de una conferencia, el profesor y amigo de Hawking, Dennis Sciama presenta al científico como “un hombre que desafió todas las expectativas científicas y personales”, esa frase define muy bien a un personaje como Stephen Hawking que no dejó que las limitaciones físicas se antepusieran y que le convierten en una de las personalidades más admirables que existen.

Sergio Montesinos


Tagged: Charlie Cox, David Thewlis, Eddie Redmayne, Emily Watson, Felicity Jones

CRÍTICA: Blackhat (Amenaza en la red) (2015)

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7 estrellas

Título original: ‘Blackhat’. Año: 2015. Duración: 133 min. País: Estados Unidos. Director: Michael Mann. Guión: Michael Mann, Morgan Davis Foehl. Fotografía: Stuart Dryburgh. Música: Harry Gregson-Williams, Atticus Ross.  Reparto: Chris Hemsworth, Wei Tang, Leehom Wang, Viola Davis, Ritchie Coster. Productora: Universal Pictures. Género: Thriller. Estreno (Estados Unidos): 16/01/2015. Estreno (España): 30/01/2015.

El avance de la tecnología ha permitido que los sistemas se hayan interconectado, un hecho que posibilita un mejor y más fácil manejo de los medios, pero que no esconde su vulnerabilidad. Una debilidad que en ocasiones ciertos hackers aprovechan para entrar en la red de diferentes organizaciones, empresas o personas para perjudicarlas y/o lucrarse, unas acciones que pueden llegar a generar el caos en el mercado financiero o incluso provocar un atentado terrorista como el que abre ‘Blackhat (Amenaza en la red)’ en una central nuclear en China. Es la destrucción de la planta nuclear y el hackeo de la bolsa en Chicago por parte de un ciberterrorista la que propicia que el FBI y las fuerzas de inteligencia chinas se unan e incorporen al equipo a Nicholas Hathaway, un genio informático preso que fue co-creador del código de la herramienta de acceso remoto que se usó en el ataque, para localizar y encontrar al responsable. La amenaza cibernética es la raíz principal del nuevo filme del veterano director Michael Mann.

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‘Blackhat’ transita entre el thriller informático y la acción más pura. Para entender mejor el mundo de la informática y su digitalización en varias ocasiones se muestra como la información que se introduce en un ordenador viaja de manera interna por los circuitos de la red hasta llegar a su destino. Saber interpretar los códigos utilizados en los ataques por parte de Hathaway y el grupo resulta esencial para poder encontrar al autor, un hombre que se mantiene en la sombra pero que cuenta con un equipo de secuaces para el trabajo sucio.  La historia va muy acorde con la actualidad donde un hackeo puede provocar numerosos daños, con tan sólo utilizar un software malicioso es capaz de infiltrarse y afectar a diversos sistemas para conseguir su objetivo, una amenaza tan real como invisible que no requiere responsables presenciales. En el filme, el atentado del 11 de septiembre del 2001 sigue estando muy presente en uno de los agentes del FBI y el miedo a que vuelva a ocurrir un ataque de esas características por parte de un terrorista informático se evidencia. Tan importante como saber quién está detrás es el porqué de dichos ataques, qué razones hay, más predecibles de los que se podía esperar.

El grupo colaboracionista formado por Nicholas Hathaway, Dawai Chen (creador junto a Hathaway del código que utiliza el criminal para los ataques cibernéticos), su hermana Lien, los agentes Barret y Jessup y la policía de Hong Kong son cazadores expuestos a una amenaza recíproca, perseguidores y perseguidos, un versus que ha estado muy presente en la filmografía de Michael Mann. Enfrentamientos entre dos bandos como el que tiene lugar entre la policía y los atracadores en ‘Heat’, con el teniente Vincent Hanna y el criminal Neil McCauley como líderes de ambas facciones, y en ‘Enemigos públicos’ con el agente Melvin Purvis contra el asaltante de bancos John Dillinger. También en ‘El dilema’ tenía lugar un desafío, pero en ese caso entre un particular, el doctor Jeffrey Wigand, y la industria tabacalera. En ‘Blackhat’ la confrontación va derivando hacia un frente a frente entre hackers. La persecución que tiene lugar durante el filme destaca por encima de unos personajes sin profundidad, superficiales, con la amenaza a la que han de combatir basta para identificarlos. El único personaje que supone una figura emocional dentro de la trama es el de Lien, muy unida a su hermano y que se convierte en compañera sentimental de Hathaway.

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En el momento en que la trama informática se encalla a mitad de la película, Mann recurre a un lenguaje –su seña de identidad- que domina a la perfección: la acción. Hablar de secuencias de acción en el cine reciente de Michael Mann es hacerlo de tiroteos filmados de manera impecable y de ubicarlos en lugares muy concretos, habiendo una diferenciación marcada entre sí evidenciada en las diferentes localizaciones en las que destacan Hong Kong y Yakarta dándole a la historia una escala internacional. La versatilidad a la hora de rodar durante el día y la noche es otra de las bases del director. La noche como sinónimo de crimen, de peligro latente, como ocurría en anteriores filmes como ‘Collateral’, ‘Corrupción en Miami’ o la antes mencionada ‘Heat’, donde hay un gran protagonismo del periodo nocturno. En ‘Blackhat’ es en Hong Kong donde tiene lugar entre la destacada luminosidad de los rótulos de las tiendas una de las escenas más espectaculares de la película y de los filmes recientes de Mann, un tiroteo nocturno donde el estruendo y la luz de los disparos son los protagonistas, una secuencia que supone un punto de inflexión en la historia y eleva el grado de tensión hasta llevar al protagonista hasta Yakarta donde la invisibilidad entre la multitud en una ceremonia tradicional con antorchas en plena calle de noche juega un papel importante. Los planos cortos, la cámara agitada y las reuniones en restaurantes tampoco faltan a la cita.

Sin ser una gran película, Mann otorga a ‘Blackhat’ su sello personal y totalmente identificable dentro de su carrera, un filme cuya historia flojea por momentos y que las escenas de acción, donde el director americano es todo un especialista, son capaces de suplir algunas carencias del guión. Siempre es un placer tener a Michael Mann de vuelta.

Sergio Montesinos


Tagged: Chris Hemsworth, Leehom Wang, Michael Mann, Ritchie Coster, Viola Davis, Wei Tang

CRÍTICA: La Señal (2014)

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2 y medio estrellas

Título original: ‘The Signal’. Año: 2014. Duración: 97 min. País: Estados Unidos. Director: William Eubank. Guión: William Eubank, Carlyle Eubank, David Frigerio. Fotografía: David Lanzenberg. Música: Nima Fakhara. Reparto: Brenton Thwaites, Olivia Cooke, Beau Knapp, Laurence Fishburne. Productora: Automatik Entertainment. Género: Ciencia ficción. Estreno (Estados Unidos): 13/06/2014. Estreno (España): 13/03/2015.

Dentro de un género tan grandilocuente como el de la ciencia ficción también tienen cabida películas de bajo presupuesto. En los últimos años encontramos directores como Shane Carruth (‘Primer’, ‘Upstream Color’), Mike Cahill (‘Otra Tierra’, ‘Orígenes’) y James Ward Byrkit (‘Coherence’) que a través de buenas ideas e ingenio han conseguido hacerse un hueco entre el espectador con sus filmes. Otro director que intenta hacerse un nombre en el género con un coste ínfimo es William Eubank que en 2011 debutó con ‘Love’ y que vuelve con ‘La Señal’, que pudo verse en el festival de cine de Sitges. Su segundo largometraje sigue a tres jóvenes, Nic, su novia Haley y Jonah, el mejor amigo de ambos, en un viaje por carretera para llevar a ella hasta una universidad de California. Durante el trayecto mantienen contacto con un supuesto hacker, que compite con ellos y los localiza, motivo por el que deciden ir en su búsqueda ya que su paradero está de camino. Cuando creen haberlo localizado en una pequeña casa abandonada y después de ver como aparece un gran destello de luz entre la oscuridad de la noche, Nic despierta en un laboratorio, un centro de investigación subterráneo.

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‘La Señal’ puede considerarse como una película enigma en sí misma, son varias las preguntas que Nic se hace dentro de la enorme instalación donde los doctores llevan un traje protector para evitar contagiarse de lo que parece ser una contaminación extraterrestre. Las dudas e interrogatorios que se van sucediendo sirven de yuxtaposición del misterio que rodea el laberíntico emplazamiento lleno de habitaciones y la propia trama, las incógnitas empacan las pistas que se van dando como si de migajas de pan de pan se trataran. Detalles como el tatuaje numérico que lleva Nic en el brazo o los experimentos secretos que se llevan a cabo son conductores de deducciones que buscan incrementar la incertidumbre. No menos importantes son las imágenes oníricas que aparecen y se repiten en diferentes ocasiones como la del propio Nic corriendo por el bosque hasta que un rio le barra el camino –tiene una enfermedad degenerativa en las piernas que le obliga a ir con muletas- o las que está acompañado por su novia Haley en un parque de atracciones, a la que encuentra en coma en las mismo centro bajo tierra. Esas escenas breves buscan el punto de vista emocional de Nic que van ligadas con el trascurso de los acontecimientos que van surgiendo.

La atmósfera creada en el laboratorio resulta inquietante, pero la narración lenta y poco productiva provoca un desinterés cada vez mayor en la trama, hasta ver como la película no avanza debidamente en el largo segundo tramo. Hay preguntas que poco a poco van respondiéndose por medio del doctor Damon, mientras que otras se quedan sin una respuesta clara que conllevan a una toma de decisiones por parte de Nic, que espera la oportunidad, tras ver cómo han experimentado con él, para poder escapar y subir a la superficie junto a Haley, ya consciente. Una vez salidos ambos del centro, la película vuelve a la road-movie del inicio, convertida en una persecución entre ellos y el equipo de investigación encabezados por el doctor Damon en el tercer acto, hacia un desenlace no demasiado satisfactorio por como parecía desarrollarse la historia.

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Todos los peros que tiene la narración inefectiva, no los tiene un apartado visual impecable. ‘La Señal’ cuenta con una muy buena fotografía en las diferentes localizaciones, desde el paisaje del inicio, las instalaciones subterráneas dominadas por el blanco, el terreno desértico del último tramo o los momentos oníricos. El director utiliza la cámara lenta con un sonido extradiegético para impactar y acentuar las escenas dramáticas. La tipología de planos también es muy concreta, los primeros planos de Nic denotan la atmósfera angustiosa del laboratorio, mientras que los planos generales se repiten en los diferentes interrogatorios que tienen lugar entre Nic y Damon.

Las interesantes ideas y premisas iniciales de ‘La Señal’ propuestas por William Eubank no van acompañadas de un progreso efectivo para la historia, soportada por el misterio y la intriga que la rodean. Pese a ello, puede verse como Eubank, con una película pequeña y un escueto reparto, ha sabido exhibir de forma destacable tanto la ambientación como los efectos visuales. Un director a tener en cuenta en futuros proyectos.

Sergio Montesinos


Tagged: Beau Knapp, Brenton Thwaites, Laurence Fishburne, Olivia Cooke

CRÍTICA: Sin perdón (1992)

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4-y-media estrellas

Título original: ‘Unforgiven’. Año: 1992. Duración: 126 min. País: Estados Unidos. Director: Clint Eastwood. Guión: David Webb Peoples. Fotografía: Jack N. Green. Música: Lennie Niehaus. Reparto: Clint Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman, Richard Harris, Jaimz Woolvett, Frances Fisher. Productora: Warner Bros. Pictures. Género: Western. Estreno (Estados Unidos): 07/08/1992. Estreno (España): 25/09/1992.

El nombre de Clint Eastwood siempre ha estado muy ligado al western. Fue Sergio Leone quien lo catapultó a la fama con tres películas que a día de hoy siguen siendo todo un referente en el género como ‘Por un puñado de dólares’, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El Bueno, El Feo y El Malo’. Es al propio director italiano y a Don Siegel, con el que coincidió en hasta en cinco ocasiones, incluyendo ‘Fuga de Alcatraz’ y ‘Harry, el Sucio’ (primera entrega de la saga de Harry Hartigan, el personaje insignia de Eastwood) a los que les dedicó ‘Sin perdón’. No era la primera incursión de Eastwood como director en un western, anteriormente ya había dirigido otros títulos pertenecientes al género, pero en este caso nos encontramos con una película que llegaba para revitalizar la temática a principios de los noventa.

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Es tras la desfiguración de una prostituta por dos vaqueros que sus compañeras deciden ofrecer una recompensa a quién esté dispuesto a matarlos. La noticia llega a oídos de diferentes pistoleros, uno de ellos es un joven llamado Schofield Kid que busca la ayuda de William Munny para encontrarlos y repartirse el dinero. Will, que en el pasado fue un ladrón y asesino despiadado, es un granjero viudo con dos niños pequeños que para mejorar su economía y su calidad de vida acepta la propuesta de Schofield, a los que les acompañará Ned Logan, viejo amigo de Will. Otro de los pistoleros que llegan al pueblo de Big Whiskey, lugar donde sucede el incidente, es Bob El Inglés, conocido por sus hazañas y su gran puntería al que le acompaña su biógrafo. El sheriff del lugar, Little Bill, contrario a la recompensa, se encarga de desarmar y castigar a todo aquel que quiera cobrarla.

‘Sin perdón’ se fundamenta por dos factores principales: la influencia que tienen las mujeres tanto en la historia como en propio protagonista y el paso del tiempo. Eastwood hace un homenaje al western (quién mejor que él con su experiencia para hacerlo) en un sentido doblemente crepuscular por sus amaneceres y atardeceres (el trabajo del director de fotografía Jack N. Green es espectacularmente bello) y por el significado poético de la decadencia. Gran parte de los personajes principales son ya mayores y la vejez ha mermado en sus vidas. El ejemplo más claro es el de Will al que le cuesta subir a caballo, cuidar de sus cerdos y que ha perdido la puntería de antaño, un hombre que consiguió cambiar gracias a su fallecida esposa Claudia, quien le curó de la bebida y de la maldad que le dominaba hasta regenerarlo y convertirse en una persona completamente distinta. Su fidelidad hacia ella es tan grande que rechaza un servicio gratis de las prostitutas. El filme busca además vulgarizar y rebajar la glorificación de la figura del pistolero, como sucede con Bob El Inglés, al que sus gestas del pasado recogidas en el libro ‘El duque de la muerte’ escrito por su biógrafo, le han convertido en un personaje reconocido y temido. Es el sheriff Little Bill, con el que llegó a coincidir, el que se encarga de desmentir todos sus logros y de desmitificarlo, ya que a fin de cuentas matar no es tan sencillo como parece.

Construida a partir de todos los elementos que conforman el género, desde los paisajes, los tiroteos, pasando por los bares de saloon, la película tiene una gran cantidad de diálogos profundos y melancólicos que remiten al pasado. De ellos hay uno que es especialmente significativo entre Schoefield Kid y Will momentos después de matar al vaquero que faltaba para conseguir la recompensa donde Kid le pregunta “¿Así era en los viejos tiempos Will, todos a caballo disparando, humo por todas partes, gente gritando sin parar, balas silbando?” a lo que Will responde con “Sí, así era”.

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El reparto se encarga de redondear una película con una atmósfera perfecta y un gran guión a cargo de David Webb Peoples. Del elenco toca destacar a los cuatro veteranos: Clint Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman y Richard Harris. Eastwood es Will Munny, que pasa de tener miedo a la muerte a convertirse, corrompido por la venganza y el alcohol, en aquel monstruo del pasado que prometió no volver a ser, su mirada intimidante le delata. Little Bill (Hackman) es el dueño y señor de Big Whiskey, su carácter dictatorial y chulesco, le convierten a medida que transcurre el filme en el villano principal con el carisma que corresponde a un actor como Gene Hackman. Freeman, que interpreta a Ned Logan, es la imagen de la amistad entre su personaje y Will, antiguos compañeros de aventuras y catalizador del cambio de Will en el tramo final, por último Harris es Bob El Inglés, el pistolero charlatán que se ha creado una imagen falsa de sí mismo y que acaba siendo humillado.

Eastwood fue capaz de igualar (o, para algunos, incluso superar) todos aquellos míticos westerns de décadas anteriores con una película que destaca por su grado de emotividad y la psicología de sus personajes, antiguos pistoleros que se ven abocados a revivir el pasado una última vez. Una película obligatoria incluso para aquellos que no les guste el género.

Sergio Montesinos


Tagged: Clint Eastwood, Frances Fisher, Gene Hackman, Jaimz Woolvett, Morgan Freeman, Richard Harris


CRÍTICA: Selma (2014)

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7 estrellas

Título original: ‘Selma’. Año: 2014. Duración: 127 min. País: Estados Unidos. Director: Ava DuVernay. Guión: Paul Webb. Fotografía: Bradford Young. Música: Jason Moran, Morgan Rhodes. Reparto: David Oyelowo, Tom Wilkinson, Tim Roth, Common, Carmen Ejogo, Lorraine Toussaint, André Holland, Oprah Winfrey. Productora: Cloud Eight Films. Género: Drama. Estreno (Estados Unidos): 09/01/2015. Estreno (España): 06/03/2015.

El 28 de agosto de 1963, durante un discurso en el Capitolio de los Estados Unidos, el reverendo Martin Luther King diría una de las frases que pasarían a los anales de la historia: el ‘I have a dream’. King no necesita demasiada presentación, fue una de las figuras visibles en las décadas de los cincuenta y sesenta en la lucha de los derechos civiles para terminar con la segregación racial que predominaba en el país. ‘Selma’ pese a tener a Martin Luther King como protagonista, no es una película que repase su vida, sino que se centra en tratar los movimientos ocurridos en la ciudad de Selma, en el estado de Alabama, donde por aquel entonces los votos de los ciudadanos negros eran excluidos y por tanto, no podía ejercer su opinión. Motivo por el que King y su equipo elegirían ese lugar como epicentro del movimiento para pedir el derecho fundamental a votar y eliminar la discriminación que sufrían.

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‘Selma’ comienza con el discurso de King tras recibir el Premio Nobel de la Paz de 1964 por su incansable lucha por la justicia, una escena contrapuesta a la que la sucede, un impactante atentado terrorista en una iglesia en Birmingham donde murieron unas niñas. La directora Ava DuVernay le da mucha repercusión al excelente don de la palabra del predicador y sus numerosos mítines motivadores para erradicar una desigualdad que era latente, pero también presenta otros puntos de vistas como el de los ciudadanos-víctimas convertidos en luchadores de la causa o los que se mostraron contrarios a sus ideales como el propio presidente de Estados Unidos en aquel entonces Lyndon Johnson, más preocupado en eliminar la pobreza que en dar derecho a votar al pueblo negro, y el gobernador de Alabama George Wallace, que aceptaba la segregación racial y se oponía a los derechos civiles de una comunidad negra que suponía la mitad de la población de Selma. El carisma y el poder de liderazgo que ejerció Martin Luther King bajo mucha presión, y que le convirtieron en una de las personas más importante de la historia, son lo suficientemente destacados para crear un interés en la película, pero lo que hace que ‘Selma’ consiga destacar son las marchas que se dan lugar.

King fue conocido por organizar movimientos en forma de marchas no violentas para manifestarse y protestar y así poder concienciar a los blancos para poder dar su voto y poder desempeñar un control en sus vidas como ciudadanos americanos después de siglos de esclavitud y humillación. Las marchas son vistas como un ejército pacifista que decide entrar en el campo de batalla de la libertad, un enfrentamiento entre un ideario de igualdad y la represión policial para asustar y crear terror mediante porras o apretando el gatillo. Escenas crudas y muy bien filmadas que buscan introducir al espectador en ellas para sentir lo que vivieron todas aquellas personas, con la violencia como principal argumento de los opositores. Es la escena que tiene lugar en el puente Edmund Pettus, en el río de Alabama, la que supone el clímax en la historia, donde más de 500 ciudadanos negros son víctimas de la dura carga de la policía entre una gran nube de humo, un suceso que es retransmitido en televisión y que acaba teniendo una gran repercusión en la toda sociedad americana, una secuencia que se convierte en la más emotiva de la película, por su alto grado de conmoción que sirve de punto de inflexión en su lucha.

Desde un grado más secundario y personal pero igualmente señalado se trata la relación entre Martin Luther King y su esposa Coretta Scott, ambos forman un matrimonio que se encuentra en horas bajas. Más dedicados al movimiento que a ellos mismos, sufren las amenazas con mensajes de voz provenientes del FBI dirigida por J. Edgar que buscan intimidar y desmoronar a la familia. Coretta le revela lo cercana que ve la muerte como si se tratara de una niebla espesa que incapacita ver la vida, una confesión que acabaría siendo premonitoria.

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Un personaje tan destacable como Martin Luther King merecía un actor que pudiera ofrecer una interpretación de tal calibre. David Oyelowo, en el papel más importante de su carrera hasta el momento, consigue una poderosa imitación con sus gestos y discursos capaces de revivir la imagen de King, un hombre que luchó para cambiar la historia de la comunidad negra hasta su asesinato en 1968. A Oyelowo le acompaña un buen y numeroso reparto con nombres como Tom Wilkinson, que interpreta al presidente Johnson, Tim Roth (gobernador George Wallace en el filme) o Carmen Ejogo (Coretta Scott), entre otros, que consiguen enseñar diferentes miradas y opiniones del movimiento.

Como se ha comentado antes, ‘Selma’ es una película que se sustenta en el personaje de Martin Luther King y las marchas que llevó a cabo en Selma para conseguir el derecho al voto. DuVernay consigue hacer un retrato emotivo y muy hábil en la puesta en escena en un alegato contra el racismo.

Sergio Montesinos

 


Tagged: André Holland, Carmen Ejogo, Common, David Oyelowo, Lorraine Toussaint, Oprah Winfrey, Tim Roth, Tom Wilkinson

AMERICANA FILM FEST 2015 – DÍA 1

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Tras una exitosa primera edición, el festival Americana vuelve a Barcelona con más cine independiente norteamericano, en esta ocasión dividido en tres categorías diferenciadas: Tops, Next y Back. En La voz en off volvemos a cubrir el festival una vez más desde los Cinemes Girona.

The Better Angels

‘En un lugar sin ley’, la película de David Lowery que clausuró el festival en la pasada edición, tenía ciertas evocaciones al cine de Terrence Malick y más concretamente por argumento a ‘Malas Tierras’. Justamente Malick se encarga de producir ‘The Better Angels’, el debut en la dirección de A. J. Edwards, editor y operador de cámara en diferentes películas del veterano director de Waco. El filme repasa algunos años de la infancia de Abraham Lincoln de su familia en la Indiana rural de principios del siglo XIX, donde se muestra como un niño callado, que según su madre tiene un don. Su relación con su padre, madre y posteriormente madrastra recuerda a la que tenía lugar en ‘El árbol de la vida’. Ellas representan una imagen angelical, amable, cariñosa y esencial para él, con las que se muestra más abierto, mientras que su padre se presenta como una persona muy estricta y severa, pero capaz de aconsejarle en muchos aspectos de la vida para ayudarlo a madurar a una edad muy temprana y fuera capaz de actuar como un adulto en la toma de sus decisiones.

La película utiliza una narrativa muy visual en sus imágenes con una fantástica fotografía en blanco y negro, capaz de destacar toda la belleza de la natura que envuelve el lugar con altos árboles, la inmensidad del campo abierto y el rio donde se bañan, escenas que predominan a las palabras con escuetos diálogos y una narración en voz en off de la historia a cargo del primo de Lincoln en su vejez. Eventos como la muerte, de gran impacto para Abraham siendo tan joven, se exhiben a través de simbolismos y momentos oníricos que buscan causar una experiencia visual y emocional en el espectador. En el aspecto de la tipología de los planos, como ocurre en el cine de Malick, destacan los contrapicados y los primeros planos de los diferentes personajes. ‘The Better Angels’ permite conocer en una etapa de niñez desde un punto de vista poético al que se acabaría convirtiendo en el decimosexto presidente de los Estados Unidos.

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Faults

La sátira, el humor negro y el thriller se unen en ‘Faults’, el debut en un largometraje de Riley Stearns, con la sectas de telón de fondo de la historia. Ansel Roth, experto en introducirse en la mente de las personas, requiere los servicios de una pareja para que pueda devolverles a su hija Claire, atrapada en una secta llamada Faults. La película destaca por las falsas apariencias de sus personajes y sus mínimas localizaciones, ya que su gran parte tiene lugar en dos habitaciones conectadas de un motel. Las muy discutibles prácticas de desprogramación de Ansel, marcadas por sus deudas con su ex-mánager y un hecho ocurrido en el pasado con una clienta, chocan con la mente de Claire, mucho más infranqueable de lo que puede parecer en un principio, que acaba derivando a un juego y una batalla psicológica de inesperadas consecuencias para Ansel. Cabe destacar el buen trabajo de sus dos protagonistas, Leland Orser y sobre todo Mary Elizabeth Winstead, muy inquietante en su papel.

Un guión muy sólido, con momentos tan surrealistas como cómicos (a destacar el momento del encierro del lavabo) y un tramo final con giros repentinos y sorprendentes permiten conducir la película por diferentes géneros, todos ellos implantados de un modo más que correcto, dado lo descabellado de su trama y sus protagonistas, de los que cuesta decidirse por cuál está peor mentalmente. Dentro de la película tan minimalista en todos los aspectos que es ‘Faults’ sabe explotar perfectamente las virtudes de su historia, con un in crescendo notable y un reducido pero notable reparto.

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Night Moves

De dos debuts pasamos a la que supone la sexta película en la filmografía de la directora Kelly Reichardt, ‘Night Moves’, un filme que podría decirse que está cocinado a fuego lento. En él se hace un seguimiento de Josh (Jesse Eisenberg), Dena (Dakota Fanning) y Harmon (Peter Sarsgaard), tres activistas que deciden hacer explotar una presa hidroeléctrica en lo que supone un acto de ecoterrorismo. Reichardt expande la narración para planificarla de un modo parecido a como los protagonistas preparan el atentado, muy lenta y estudiada. La directora no busca destacar el propio hecho de la destrucción de la presa (la explosión ocurre fuera de plano oyéndose de fondo), sino sus consecuencias y como repercute en los protagonistas, más concretamente en Dena y Josh, inconscientes en un inicio de posibles daños colaterales, creando entre ellos una disputa emocional donde el sentimiento de culpabilidad y el miedo se apodera de ambos. La película poco a poco une de forma hábil el drama y el thriller, donde la paranoia y la tensión van acrecentando en los personajes hasta el límite.

El talento de la directora se haya en crear un filme cambiante en tres tramos muy distintos entre sí e imprevistos para el espectador al igual que a los tres personajes. Escenas como la de la huida en canoa tras detonar la bomba en la que no se pueden mover con el temor de que sean descubiertos por un hombre que ha pinchado una rueda en la carretera al lado del rio demuestran la sencillez en crear momentos de tensión, que no dejan de ser bastante cómicos. El papel de la oscuridad en la película puede verse con un doble significado: como un protagonista secundario en la historia y como el tormento y la falta de claridad que vivirán los personajes tras la explosión. La noche se mueve intranquila en las aguas calmadas de Kelly Reichardt.

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Listen Up Philip

Philip (Jason Schwartzman) es un arrogante, insoportable y egocéntrico escritor que está esperando a que le publiquen su segunda novela, harto de la ciudad, decide marcharse cuando uno de sus escritores de referencia, Ike Zimmerman, le ofrece irse a vivir con él a una casa de las afueras. ‘Listen Up Philip’, la tercera película de Alex Ross Perry tras ‘Impolex’ y ‘The Color Wheel’ es ante todo una película de personajes y sus caracteres y de cómo Philip, su protagonista y núcleo de la historia, es capaz de repercutir e influir (para mal), a todas las personas que le rodean comenzando por su novia Ashley, una fotógrafa, que cada vez se encuentra más incómoda con él por su comportamiento tan egoísta, incapaz de reconocer los éxitos de ella. Es en la ausencia de Philip y con la compañía de su gato, que Ashley se ve libre y con un carácter opuesto al de él. No ocurre lo mismo con el solitario Ike, con una personalidad que se asemeja a Philip -ambos son dañinos para las personas que les rodean-, pero con unos cuantos años de más. La admiración que sienten por sus obras no se traduce en un afecto considerable, pero su convivencia rejuvenece a Ike y trata a Philip como un hijo, todo lo contrario que a su hija Melanie, una alma perdida a la que la considera un estorbo como lo fue su ex-mujer y con la que las discusiones son una tónica habitual en su relación casi inexistente. El quinto personaje es Ivette, profesora en el instituto donde Philip imparte clases que comienza una relación de amor y odio con él, donde una fina línea separa la admiración y el desprecio.

Todos estos personajes forman un particular e intimista mapa conceptual ideado por Alex Ross Perry donde la narración omnipresente hace acto de presencia en muchos momentos cómo si el espectador estuviera viendo una novela. Ellos se apoderan de la pantalla y se debaten por sus relaciones incompatibles, la soberbia y la literatura en un guión repleto de diálogos y de momentos cómicos dado la naturaleza de todo el elenco.

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Sergio Montesinos


Tagged: Americana Film Fest, Dakota Fanning, Jason Schwartzman, Jesse Eisenberg, Peter Sarsgaard

AMERICANA FILM FEST 2015 – DÍA 2

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Kumiko, the treasure hunter

El argumento de ‘Kumiko, the treasure hunter’ es probablemente uno de los más disparatados de esta segunda edición del festival Americana. Kumiko (Rinko Kikuchi) es una joven japonesa solitaria que compagina su trabajo de ayudante de oficina con el de buscar tesoros. Cuando encuentra el VHS de la película ‘Fargo’ se obsesiona en ir a encontrar el maletín repleto de dinero que Carl Showalter entierra bajo la nieve. La película de David Zellner puede verse como un divertidísimo homenaje metacinematográfico a una de las mejores películas de los hermanos Coen y propone un viaje donde la realidad y la ficción se unen. Kumiko, que se compara con un conquistador español, no asimila ni acepta que se trate de una película de ficción y que tal maleta no existe. Un objetivo, pero, que le permite escapar de su aburrida vida en Japón, donde se encarga de llevar el té a su jefe y hacerle múltiples recados. Tras estudiar detenidamente la cinta, decide tejerse un mapa y señalar la ubicación, para después, sin avisar a nadie, viajar a Minnesota en su búsqueda.

Una vez Kumiko llega al frío estado de Minnesota, el filme se convierte en una aventura para la protagonista, donde diferentes personajes se toparán en su viaje hacia Fargo. Los hermanos Zellner han sabido captar la atmósfera de la película de los Coen y recrear ese humor absurdo que tanto la caracterizaba. En este caso la barrera cultural, el idioma y su inverosímil misión, hacen que su trayecto, convertido en una road movie, tenga un gran número de escenas divertidas. La anciana que la recoge en la carretera no entiende por qué quiere ir Fargo con el temporal helado pudiendo ir a sitios más calurosos como Florida y el sheriff (interpretado por el director) la lleva a un restaurante chino pensando que podrá entenderse creyendo que son idiomas parecidos. Momentos hilarantes como estos acompañan el tour de force de la omnipresente Kumiko, equipada con un edredón y caminando entre la nieve hasta poder encontrar la localización. El filme muestra a través de un argumento extravagante, como su protagonista es capaz de dejarse llevar hacia una ilusión. Una misión, que por muy irreal que parezca a ojos externos, para ella supone un motivo de felicidad y un aliciente vital.

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Dear White People

“Querida gente blanca, el requisito mínimo y necesario de amigos negros para no parecer racista ha sido elevado a dos.” ‘Dear White People’ de Justin Simien es una película que podría catalogarse como estereotipada. Toda la acción tiene lugar en la Universidad de Winchester donde los cánones raciales y culturales y la propia segregación de los diferentes grupos, divididos por las diferentes residencias de la facultad, están establecidos. El filme sigue a cuatro personajes que ven como sus caminos se comunican. Sam White es una chica mulata que ha sido elegida como la presidenta de su residencia mayoritariamente regentada por estudiantes negros que también lleva un programa de radio ‘Dear White People’ en el que critica a la gente blanca. Su ex-novio Troy  Fairbanks, hijo del decano de la universidad, es uno de los estudiantes más reconocidos en su residencia y en toda la facultad, que mira siempre de contentar a su padre en todo lo que hace. Lionel es un estudiante negro de segundo año que no ha acabado de encontrar a su grupo y cuesta que le acepten, con un artículo para el diario de la facultad acerca de Sam tiene la oportunidad de llamar la atención. Coco, en cambio, no se siente identificada con los ideales de sus colegas negros y menos con Sam, a la que quiere superar en popularidad de todos los modos posibles.

Con la ayuda de ellos cuatro y el resto de personajes, la película analiza los diferentes modelos y relaciones social-culturales que rodean a la sociedad americana desde una mirada mayoritariamente humorística, pero que no acaba de conseguir el grado de crítica con una lucha final de negros contra blancos que no acaba de ser el clímax que prometía desde un inicio. Dividida por capítulos y estructurada de manera cíclica, ‘Dear White People’ tiene una presentación del sistema académico llamativa, como también sucede con su apartado visual. Las numerosas y enredadas subtramas de los personajes desmerecen un poco una película que divierte y ofrece buenos diálogos.

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Life Itself

Roger Ebert fue uno de los críticos cinematográficos más destacados del mundo, el documental ‘Life Itself’ busca adentrarse tanto en su faceta profesional como personal con la ayuda de una gran cantidad de interesante material de archivo basado de fotografías y de videos y con la inclusión de comentarios y anécdotas de amigos, conocidos y familiares. Narrado en gran parte en primera persona, destaca sus inicios como columnista de diferentes temáticas hasta que 1967 entró a trabajar en el Chicago Sun-Times donde publicó durante muchos años innumerables críticas de cine de un modo muy personal que le llevó a ganarse una gran reputación hasta ser el primer crítico cinematográfico en ganar un premio Pulitzer. Al margen de sus opiniones en los periódicos, también se destaca su participación en el mundo del cine con la escritura del guión de ‘El valle de los placeres’ de Russ Meyer. La transcendencia de su trabajo hizo que a mediados de la década de los setenta hiciera el salto en televisión con diferentes programas de cine que presentó junto al también crítico Gene Siskel hasta 1999. El documental dedica bastante tiempo a la relación amor-odio entre los dos críticos que acabarían siendo como hermanos. Sus famosos ‘thumbs up’ (pulgares arriba) servían para reconocer que películas les habían gustado y cuáles no. Críticas que sirvieron para destacar las carreras de varios directores como es el caso de Martin Scorsese, al que Ebert le apodó como ‘el Fellini americano’ en sus comienzos o Ramin Bahrani, ambos directores fueron amigos del crítico y están presentes en el filme.

El director del documental, Steve James, aparte del crítico, decide mostrar al Roger Ebert más familiar en un estado delicado de salud tras el cáncer de tiroideo que sufría desde 2002. Hablando a través de un ordenador, Ebert responde a las diferentes preguntas personales en las que destaca su relación con su mujer Chaz, con la que se casó cuando cumplió los 50 y le cambió su vida siendo su acompañante hasta su fallecimiento en 2013 tras varios años de lucha con la enfermedad sin perder la esperanza ni el sentido del humor. Como explica una cita al inicio, Ebert nació en la película de su vida, no supo cómo llegó a entrar, pero consiguió entretenerlo. ‘Life Itself’ es una magnífico y emotivo acercamiento a una de las personalidades más queridas de la crítica cinematográfica de un apasionado del séptimo arte.

Roger Ebert & Gene Siskel

Buzzard

En una de las primeras escenas de ‘Buzzard’, Marty, el protagonista, va al banco para cancelar su cuenta y le devuelvan el dinero que tiene en efectivo, seguidamente pide abrir una nueva cuenta en el mismo banco. Una escena absurda que define a la perfección la película de Joel Potrykus. Los disparates se suceden continuamente en la vida de Marty, un infeliz trabajador temporal, que busca ganarse un dinero extra devolviendo material que pide en la oficina o queriendo cobrar a su nombre los cheques de gente que ha pagado de más en los impuestos, pero esas estafas de poca monta no evitan que lleve un día a día poco prolífico. Potrykus presenta la vida vacía e impredecible de este joven amante del heavy metal, las máscaras de monstruos y creador de un guante artesanal imitando al de Freddy Krueger que no dudará en usar en el momento oportuno. La inconsciencia de querer ganar dinero con facilidad y la idea de que la policía irá tras él por sus delitos, le llevan a irse a vivir y esconderse temporalmente al sótano de un compañero de oficina, un risible y pequeño salón de juegos con poco más que un sofá, un televisor y una lámpara giratoria cutre con luces de colores. Los videojuegos, símbolo de la pérdida de tiempo, y los cómicos juegos con patatas fritas como protagonistas no evitan los roces entre ellos y sus enfrentamientos, hasta su marcha de la casa.

Las aventuras de todo menos épicas de este Freddy Krueger estafador de pacotilla van de un hotel de lujo comiendo spaghettis de manera poco agradable a ojos del espectador a un motel de mala muerte. Los objetivos y las metas son inexistentes para Marty en una película que puede recordar por sus momentos descabellados y graciosos al cine de Quentin Dupieux. Una realidad poco prometedora y una serie de absurdeces son los pilares de una película donde algunas escenas concretas sostienen a una historia irregular.

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Sergio Montesinos


Tagged: Americana Film Fest, Rinko Kikuchi, Roger Ebert

AMERICANA FILM FEST 2015 – DÍA 3

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Rich Hill

‘Rich Hill’, mejor documental en el Festival de Sundance en 2014, se encarga de dinamitar lo que se conoce como ‘el sueño americano’. Andrew, Appachey y Harley y sus respectivas familias viven en Rich Hill, una ciudad ubicada en el estado de Missouri en los Estados Unidos. El documental busca adentrar al espectador en la vida de estos tres jóvenes en su complicado día a día que no entiende de igualdad de oportunidades. Cada chico tiene una historia diferente, pero las dificultades económicas mellan en los tres casos. Andrew es un chico completamente normal con una madre enferma y un padre que no tiene un trabajo fijo y que odia el dinero ya que su ausencia le impide pagar las facturas y les obliga a tener que mudarse de ciudad de forma continuada. Appachey vive con su madre y sus hermanos, sufre bipolaridad y el síndrome de Asperger entre otros, su aspiración es la de ser diseñador de arte en China. Harley, marcado por un terrible suceso que le ocurrió años atrás, vive con su abuela ya que su madre está en la cárcel por intento de homicidio, su actitud le lleva a tener problemas en el instituto.

El acercamiento a estos adolescentes de una manera muy íntima permite conocer las miserias y desigualdades de la sociedad americana. Incapaces de planear un futuro que resulta desconcertante, viven su vida afrontando y sobreviviendo a todas las dificultades que se encuentran. El mérito de los directores Andrew Droz Palermo y Tracy Droz Tragos de haberse introducirse en sus vidas con una cámara que hace el papel de observador, permite enseñar de un modo muy directo y chocante su cotidianidad. El elevado grado de confianza también se traduce en duras declaraciones (sobre todo en el caso de Harley) que ayudan conocerles mejor. ‘Rich Hill’ presenta una realidad incómoda que viven muchas familias en América que no es precisamente de fuegos artificiales. Un documental muy bien rodado que sabe tocar la fibra sensible del espectador.

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Wild canaries

‘Misterioso asesinato en Manhattan’ de Woody Allen es probablemente una de las películas que mejor ha unido dos géneros tradicionalmente antagónicos como el thriller y la comedia. ‘Wild canaries’ de Lawrence Michael Levine es una mezcla de revisión y homenaje al filme de Allen con algunos cambios en su argumento y sus personajes. La pareja protagonista es más joven, el posible asesino no es el esposo de la víctima sino el hijo, el mejor amigo de la protagonista que descubre el cuerpo ahora es una amiga lesbiana (socia de un futuro negocio) y la escritora que se une en la investigación pasa a ser la ex-novia (ahora lesbiana) de él. Los momentos divertidos suceden uno tras otro, conducidos por la paranoia de Barri. La inclusión de más personajes como su novio Noah que pasa de no creerla a ser partícipe de todos los acontecimientos y su mejor amiga Jean refuerzan la trama y forman parte de los muchos gags ocurrentes de los que consta por lo disparatado de sus decisiones.

Sin unos diálogos tan brillantes como la película a la que revisita y un bajón de ritmo cuando se descubre toda la maraña, el filme intenta buscar su propia identidad con situaciones que tienen como foco a las relaciones de pareja y a la convivencia a día de hoy. Momentos como cuando Noah no sabe cómo se hace para descolgar un smartphone pasa a ser una situación graciosa y absurda que está a la orden del día del avance tecnológico. La conjunción de todas los momentos rocambolescos y sus personajes hacen de ‘Wild canaries’ una de las películas más divertidas del festival.

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The heart machine   

Internet y la tecnología en general permiten que hoy en día podamos comunicarnos desde cualquier parte del mundo y minimizar la distancia a través de programas como Skype donde se puede mantener contacto visual a través de una webcam. Además de mantenernos comunicados, las redes sociales también dan la opción de conocer otras personas con las que poder entablar una relación de amistad o de pareja. ‘The heart machine’ reflexiona sobre este tema con la pareja protagonista formada por Cody, que vive en Nueva York, y su novia Virginia que está estudiando en Alemania. Tras ver una chica idéntica en el metro, Cody comienza a pensar y a obsesionarse con la idea de que ella en realidad está en la ciudad y realiza una búsqueda paranoica a través de diferentes personas que puedan ayudarle en saber la verdad.

Conocer a alguien a través de una pantalla de ordenador puede influir a hacerse una idea equivocada e irreal de la persona con la que se está conversando. En el caso de Cody y Virginia se revela como de diferentes son en su vida real comparados con sus yos virtuales que tan bien se entienden el uno del otro presentados de modo que la comunicación online es tan cómoda como falsa y mentirosa para ambos. ¿Qué motivos pueden llevar a una persona a crear una imagen distinta de sí misma? ¿Podemos enamorarnos y querer a una persona a la que no conocemos personalmente? Cody y Virginia nunca se han visto ni han hablado cara a cara, no se han ‘desvirtualizado’. La búsqueda de Cody surte efecto cuando utiliza las redes sociales, expositoras y delatoras de la vida de quien las usa. Ideas y cuestiones que ofrecen una interesante reflexión sobre las relaciones online y las conexiones entre personas que no acaban de efectuarse correctamente con un epílogo del todo innecesario y prescindible.

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Sergio Montesinos


Tagged: Americana Film Fest

CRÍTICA: Fast & Furious 7 (2015)

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7 estrellas

Título original: ‘Fast & Furious 7’. Año: 2015. Duración: 135 min. País: Estados Unidos. Director: James Wan. Guión: Chris Morgan. Fotografía: Stephen F. Windon, Marc Spicer. Música: Bryan Tyler. Reparto: Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne Johnson, Jason Statham, Michelle Rodriguez, Tyrese Gibson, Ludacris, Kurt Russell. Productora: Universal Pictures. Género: Acción. Estreno (Estados Unidos): 03/04/2015. Estreno (España): 02/04/2015.

La crítica contiene spoilers de entregas anteriores

Catorce años han pasado desde que el agente infiltrado Brian O’Conner y Dominic Toretto se vieran las caras por primera vez en ‘The fast & the furious (A todo gas)’, pocos se podían imaginar por aquel entonces que acabarían derivando de ella tantas secuelas hasta ser una de las sagas más longevas. “Conduce o muere” se ha convertido en el lema de una serie de películas donde las carreras clandestinas y la alta velocidad de los coches tuneados se presentan como un modo de vida, ganar para demostrar no sólo que se tiene el coche más rápido, sino también para hacerse un nombre y así ganarse el respeto de los demás. Tras tres secuelas sin un rumbo definido (una de ellas, ‘Tokyo Drift’, sin ninguno de los protagonistas principales) y con los neumáticos desgastados, llegó una quinta parte que supuso el cambio que la saga necesitaba reconvertida en una suerte de ‘Ocean’s Eleven’ liderada por Toretto y O’Conner que reunía a personajes ya vistos en las anteriores películas para formar un equipo de excelentes conductores y construir los cimientos del código principal para los protagonistas: la familia. La inclusión de personajes como el agente Hobbs y una misión-aventura conjunta con más toques de humor y un sentido del entretenimiento más atractivo ayudaron a incorporar nuevas piezas para revitalizar la saga. La acción subía el nivel de espectacularidad manteniendo los coches como algo sagrado para los personajes, vehículos omnipresentes en cada escena capaces de generar el caos y la destrucción por donde pasaran. La sexta parte continuaba la línea de la anterior y su final cliffhanger con el asesinato de Han que había tenido lugar en ‘The fast & the furious: Tokyo Drift’, marcaba el argumento de la última entrega.

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‘Fast & Furious 7’ se basa en la venganza que Deckard Shaw, hermano mayor de Owen Shaw (villano del filme anterior) y ex-agente de las Fuerzas Especiales, prepara para Dom, Brian y compañía con la misión de acabar con ellos por dejar en coma a su hermano. Un asesino fantasma convertido en cazador de los protagonistas que viven en su casa de Los Ángeles con total libertad tras lograr el indulto tras muchos años siendo perseguidos por la justicia. Una libertad que supone el comienzo de una nueva vida tanto para Toretto, que intenta recuperar a Letty de los recuerdos perdidos, como para O’Conner haciendo las funciones de padre junto a Mia dejando atrás la velocidad. Una vida tranquila que se ve truncada por la aparición de Shaw al que también querrán enfrentarse por matar a Han, en una venganza que pasa a ser recíproca. ‘Fast & Furious 7’ multiplica la acción y las escenas imposibles vistas en las dos anteriores películas, consolidando unos códigos esenciales –familia y coches- que se mantienen intactos. La lógica nunca ha formado parte de una saga que no se toma en serio a sí misma, un punto a favor para un espectador que sabe de antemano que película va a ver, concebida como lo que es: un gran espectáculo donde los vehículos vuelan, caen de un precipicio y los protagonistas se salvan de una muerte cantada.

Como ocurría en la quinta y sexta parte, que tenían lugar en Río de Janeiro y Londres y Tenerife respectivamente, parte de la historia transcurre fuera de tierras americanas, en este caso en Abu Dabi, donde Toretto, O’Conner y el equipo deben conseguir El ojo de Dios, un dispositivo localizador sin límites para dar con el paradero de Shaw. Un paisaje turístico que sirve para dar paso a un tercer acto lleno de acción de vuelta a Los Ángeles, en un claro homenaje a la primera película y un guiño a los fans que siguen la saga desde su inicio, lugar que los protagonistas conocen a la perfección en un tramo final gobernado por persecuciones por carretera y por aire, donde la acción se divide en las diferentes misiones que el equipo ha preparado para acabar con Shaw y sus aliados.

La incorporación estrella de esta entrega es la de uno de actores más destacados en el género de acción, Jason Statham, el villano principal Deckard Shaw, un asesino capaz de liquidar a todo el que interponga en su camino. Un papel que encaja perfectamente con los anteriores roles que ha tenido el actor en su filmografía, personaje que propicia un aumento de escenas de combates cara a cara como los que tiene con Hobbs en el inicio del filme o con Toretto en los últimos minutos. Otro de los que se une al reparto en un rol menor es Kurt Russell como el agente Frank Petty, que se aliará con Toretto y O’Conner para atrapar a Shaw. Dos especialistas en las artes marciales como Ronda Rousey y Tony Jaa también tienen sus escenas para lucir sus dotes de luchadores y atletas. En la dirección, James Wan coge el testigo de Justin Lin, que había dirigido las cuatro últimas entregas. Wan, director especialista en el género de terror con películas como ‘Saw’, las dos partes de ‘Insidious’ o ‘Expediente Warren: The Conjuring’, se pasa a la acción en una puesta de escena muy dinámica y acelerada, incluso cercana al videoclip y planos machistas en varias ocasiones, pero muy enérgica en las escenas de acción, donde la cámara adquiere mucho movimiento en los combates cuerpo a cuerpo.

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¿Es ‘Fast & Furious 7’ el fin del viaje de la saga? Los resultados en taquilla tendrán la última palabra, pero es evidente que la muerte de Paul Walker, solventada en el filme con la participación de sus dos hermanos como dobles junto a la tecnología CGI en las escenas que no llegó a rodar, marca un nuevo rumbo para una posible octava parte sin uno de sus protagonistas principales al que le dedican una emotiva y digna despedida. Como pone en los créditos finales, la película es para él. Una séptima entrega que se convierte en la más disparatada y una de las mejores de toda la saga.

Sergio Montesinos


Tagged: Dwayne Johnson, Jason Statham, Kurt Russell, Ludacris, Michelle Rodriguez, Paul Walker, Tyrese Gibson, Vin Diesel

CRÍTICA: White God (Dios Blanco) (2014)

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4 estrellas

Título original: ‘Fehér Isten’. Año: 2014. Duración: 117 min. País: Hungría. Director: Kornél Mundruczó. Guión: Kornél Mundruczó, Viktória Petrányi, Kata Wéber. Fotografía: Marcell Rév. Música: Asher Goldschmidt. Reparto: Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Lili Horváth, Szabolcs Thuróczy. Productora: The Match Factory. Género: Drama. Estreno (Hungría): 12/06/2014. Estreno (España): 19/06/2015.

Nunca he tenido perros, no porque no haya querido o no me gusten, sino porque mi casa no creo que sea el lugar idóneo para ellos por temas de espacio y comodidad. Sin embargo gran parte de mi familia y conocidos sí tienen y durante años he podido observar y entender lo que significan los perros para ellos. En el caso de mi tía y mi prima, sus perros, acogidos tras ser abandonados y maltratados por sus anteriores dueños, son más que un animal de compañía, son familia, centran toda su atención en ellos como si se trataran de sus hijos y puedo apreciar siempre que voy a sus casas el amor que sienten por ellos, pero desafortunadamente estas situaciones no siempre ocurren.

‘White God’, sexto largometraje del director húngaro Kórnel Mundruczó, está co-protagonizado por perros y por uno en particular, Hagen, un perro de mezcla de razas, un pilar fundamental para Lili, su joven dueña, que con padres separados tiene que ir a vivir con su padre con el que tiene una relación complicada. Una nueva regulación obliga a alistar y pagar por todos aquellos que quieran tener un perro de mezcla de razas (considerado callejero) y sino enviarlos a un refugio. El conflicto que se crea por el rechazo del padre de Lili de tener un perro en su casa y pagar por él y el de ella de no querer enviarlo a un refugio, lleva a que el padre abandone a Hagen en medio de la carretera. La fuerte unión entre Lili y Hagen se ve rota. La película muestra paralelamente como ambos afrontan esta fulminante separación, Lili busca a Hagen, Hagen busca a Lili, perdidos el uno sin el otro. Mundruczó le da más protagonismo a Hagen para manifestar cómo vive tras ser abandonado. Tras días vagando por la ciudad encuentra a un grupo de perros en su misma situación y que escapan de los encargados de llevarlos al refugio.

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El filme busca de una forma muy representativa exhibir la cara más despreciable del ser humano. Buena muestra de ello son los diferentes dueños que tiene Hagen en su nueva función de perro callejero, siempre tratándolo como un producto, una mercancía para el beneficio económico de cada uno de ellos. Un intercambio de amos que degradan a Hagen hasta el maltrato para entrenarlo para las peleas clandestinas de perros y convertirlo en un animal capaz de matar y un generador de odio constante hacia unos seres que como ocurre en el caso de Lili le habían ofrecido cariño.

La decadencia a la que se ve forzado Hagen puede contextualizarse también hacia los seres humanos. Aspectos como la discriminación racial y la opresión son presentados de una manera muy crítica durante toda la película y consigue que nos veamos reflejados. Dichos fondos provocan rabia y unas ansias de revolución como la que lidera Hagen junto con otros perros del refugio, donde había sido capturado, hasta causar el pánico en la ciudad como si se tratara de un ejército organizado. En una escena, una vez se desata el terror en las calles, un hombre denomina como “bestias salvajes” a los perros a lo que Lili le responde “usted es la bestia”, esta afirmación deja claro que somos nosotros, esos falsos dioses terrestres, las verdaderas bestias y no unos perros que buscan rebelarse del maltrato físico y social al que se ven expuestos.

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‘White God’ sobresale cuando el protagonismo recae en Hagen, ya que el personaje de Lili, pese a ser esencial para el desenlace del filme, carece de unos matices sólidos que sí tiene Hagen que va cambiando a medida que avanza la historia. En este sentido merece reconocer el trabajo que han hecho con el perro, evidente en la mirada que pasa de ser inocente al principio y completamente agresiva e intimidadora en el desenlace y que sirven para entender la metamorfosis a la que se ha visto afectado Hagen tras ser abandonado. El gran trabajo en la puesta en escena y la fotografía está presente no únicamente en unas fantásticas escenas que abren y finalizan la película, sino también en una atmósfera la mayoría de las veces fría, distante y decadente que captan el ambiente de la historia.

Por el sorprendente protagonismo de los perros, y sobre todo, la alegoría que contiene, ‘White God’ es una película interesante y sugerente que sirve para juzgarnos y ver lo realmente infames que podemos llegar a ser.

Sergio Montesinos


Shyamalan: Miedos y verdades

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Este artículo contiene spoilers importantes

Introducción

El director M. Night Shyamalan comentó en una entrevista las seis características que debía tener una idea: sentido, suspense, emoción, humanidad, significado global y mensaje universal. Todas las ideas sirven para conectar con las personas en unas historias bien definidas sin ser demasiado complicadas. Shyamalan no se distancia mucho de un cuentacuentos, otorga a sus historias y a sus personajes una gran cantidad de detalles que los definen, detalles que en muchas ocasiones resultan claves en sus películas. El realizador ha seguido un patrón identificable durante gran parte de su filmografía con tres componentes fundamentales: amenaza, miedo y verdad a los que se les unen elementos como la fe y el amor, muy relevantes para entender a los personajes.

Al no haber podido conseguir visionar ‘Praying with anger’, su debut en un largometraje, este artículo repasa la filmografía del director desde su segunda película, ‘Los primeros amigos (Wide awake)’ hasta ‘After Earth’, así como un análisis de los factores y elementos comentados y cómo los presenta en escena. Para concluir se hace referencia a las bandas sonoras del compositor James Newton Howard cuya música ha acompañado a sus filmes.

Repaso de la filmografía

En busca de Dios

La muerte de su abuelo, con el que mantenía una estrecha relación, hace que el pequeño Joshua se embarque en una misión: buscar a Dios para preguntarle si su abuelo está bien. ‘Los primeros amigos (Wide awake)’ (1998), destinada al público infantil y familiar, utiliza la comedia y el drama para tratar temas como la muerte, la amistad y la fe vistas y vividas desde la inocencia de la niñez pre-adolescente donde la gran cantidad de preguntas y la necesidad de respuestas son predominantes durante esa edad de crecimiento, de despertarse por completo ante la vida. Pese a un target muy distinto al de sus posteriores filmes, se reconocen alguna de las temáticas que Shyamalan ha ido utilizando en sus películas, donde también tiene cabida una sorpresa final.

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Joshua se disfraza de su abuelo con su bata, su pipa y se sienta en su mecedora para rememorarlo y sentirse mejor.

Muertos incomunicados

‘El sexto sentido’ (1999) tiene dos escenas muy marcadas por las que siempre es recordada, una revelación y un final sorpresa, pero este filme va más allá de su premisa, ‘El sexto sentido’ es una película donde la comunicación y su ausencia tienen una importancia capital para sus personajes. Relaciones que tratan de ganarse la confianza del otro como ocurre con el doctor Malcolm Crowe y Cole a fin de beneficiarse mutuamente (la del juego de leer la mente es una buena prueba de ello), el vínculo inexistente entre Malcolm y su mujer Anna o la complicada relación de Cole con su madre Lynn que desconoce la habilidad de su hijo. Shyamalan, en su primera película reconocida a nivel mundial, realiza una película llena de reglas, pistas y puntos de vista. El director demuestra al final que hay que verla desde la perspectiva de Malcolm y no de Cole, pese a ser él el que más evoluciona al pasar de tener un desorden emocional y aislarse de la sociedad a desprenderse de sus temores y aceptar la capacidad que tiene de ver a los muertos.

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La obra de teatro que representa como un joven Arturo capaz de sacar la espada de la piedra entre el asombro y la aclamación del los ciudadanos es una manera muy gráfica de presentar a un nuevo Cole.

El superhéroe que no sabía que lo era

Varios años antes de que Marvel y DC con sus gran variedad de superhéroes coparan y se enfrentaran en las carteleras de los cines con superproducciones de gran presupuesto, M. Night Shyamalan rodó lo que puede considerarse una rareza dentro del género. En ‘El Protegido’ (2000), Elijah Price tiene la teoría de que los cómics están relacionados con una antigua forma de transmitir la historia como si se trataran de jeroglíficos, expresiones artísticas en forma de viñetas, historias que alguien pudo sentir o experimentar en el pasado actualizadas y lanzadas de un modo comercial. David, único superviviente e ileso de un accidente de tren, puede ser un superhéroe sin que él lo sepa. Pocas películas del género de superhéroes han tenido un respeto y le han otorgado una importancia tan grande a su lugar literario de procedencia. Shyamalan introduce a un guardia de seguridad (protector) que descubre que tiene una fuerza extraordinaria y un poder sobrenatural y su opuesto, un hombre con una enfermedad en los huesos que los debilita, personajes de cómic en la vida real.

Vasos de agua y bates de beisbol

Ante la inminente invasión extraterrestre y para relajar y animar a su hermano Merrill, el ex-reverendo Graham Hess le cuenta que hay dos tipos de personas en el mundo, las del primer grupo al ver las luces de las naves en el cielo ven un milagro y la seguridad de que pase lo que pase habrá alguien arriba para ayudarles y eso les llena de esperanza, las del segundo grupo, en cambio, creen que la situación puede ir mal o bien, pero pase lo que pase están solos y eso les llena de temores. Suerte y milagro se debaten ante la aparición de gigantescas señales en maizales que alertan del ataque. ‘Señales’ (2002) es una de las películas más detallistas a nivel narrativo y a su vez más minimalistas a lo que espacio de acción se refiere de su director. Escucha bebés, vasos de agua, un respirador, un bate de beisbol, los objetos definen a los personajes y resultan ser transcendentales para la historia. Salvo un par de escenas exteriores que sirven para conocer a los personajes de una manera más concreta, la película se desarrolla en la casa y en el maizal de la familia Hess, aislados de todo. El ambiente claustrofóbico se apodera poco a poco del filme y conjuga con el suspense.

Aquellos de los que no hablamos

Si en ‘Señales’, Shyamalan se basó en las señales que aparecieron en maizales en la decada de los 70, en ‘El bosque’ (2004) describe la vida en el siglo XIX, concretamente en una aldea alejada de la ciudad y rodeada de bosques, un retrato de la inocencia de una sociedad que hablaba con total sinceridad y que desconocía lo que se hallaba en los bosques –algunos creían que habitaban criaturas sobrenaturales-. Esas criaturas viven entre los bosques de la aldea, pero existe un pacto: si los humanos no entran en el bosque, los monstruos no pisaran la aldea. Shyamalan tuvo a su disposición un reparto más extenso y variado que en anteriores filmes para contar la vida y los secretos que guardan los aldeanos más veteranos. Por primera vez el director optó por una mujer como protagonista, Ivy, una joven ciega “que corre como un chico” y que ve más que muchos de los que habitan en la aldea. Acostumbrado a sorprender al espectador, en esta ocasión Shyamalan lo hace por partida doble en la película más bella en lo visual y en lo narrativo de su filmografía.

Un cuento real

Era cuestión de tiempo que un admirador de los cuentos como M. Night Shyamalan decidiera dirigir uno. ‘La joven del agua’ (2006), cuento infantil que el director explicaba a sus hijos con un prólogo que habla acerca del olvido del hombre a escuchar , reúne personajes icónicos y representativos como el guardián, el gremio, el simbolista o la curandera interpretados por personas convencionales, vecinos que viven en una urbanización de apartamentos con piscina con el objetivo de devolver a una ninfa, denominada narf, a su mundo. El director vuelve a introducir seres fantásticos y mitológicos en la cotidianidad de una comunidad, dándole a esta un protagonismo más global y más destacado para cada uno de ellos y con un toque más humorístico que en anteriores trabajos. Una fábula para creer que hay algo más que el horror que nos rodea.

Autodestrucción

Habla confusa, desorientación y suicidio, las toxinas que desprenden las plantas provocan que los seres humanos se autolesionen hasta la muerte. Un enemigo invisible que se transporta por el aire muy difícil de combatir. La insólita idea de ‘El incidente’ (2008) le sirve a Shyamalan para criticar, como ya había hecho con anterioridad pero en esta ocasión más directamente, al ser humano. Los seres más inteligentes del planeta son también los más destructivos, locos y paranoicos, dependen de un anillo para mostrar sus sentimientos y, como bien ejemplifica la pareja protagonista formada por Elliot y su mujer Alma, han olvidado lo que es amar. Los humanos se han convertido en algo artificial, tan falsos y ficticios como la casa piloto que aparece en la película. Las plantas no causan la destrucción de la raza humana, sino su autodestrucción, algo que llevamos haciendo desde siempre.

De la autoría a la superproducción

Con una filmografía caracterizada hasta el momento por ideas propias, Shyamalan se aventuró en dos proyectos muy distintos a lo que había dirigido, las superproducciones ‘Airbender, el último guerrero’ (2010) y ‘After Earth’ (2013), dos películas con un presupuesto mucho mayor que las anteriores y con historias no creadas por él (‘Airbender el último guerrero’, se basa en la serie de animación ‘Avatar: la leyenda de Aang’ y ‘After Earth’ parte de una historia escrita por Will Smith). Shyamalan se adentró en el género de aventuras y acción donde los efectos visuales se apoderan completamente de la película, una cuestión nueva para el director que siempre había utilizado los efectos en momentos muy concretos. Ponerse al servicio de una adaptación provocaba sacrificar parte de su identidad y aunque en las dos películas la esencia del director es reconocible, la espectacularidad, es decir, la forma, engullen el contenido hasta provocar que las historias salieran perjudicadas. En ‘Airbender’, la dilatación de una temporada de la serie en una película conlleva a un montaje confuso donde los flashbacks entorpecen y encallan una historia que nunca llega a estar al nivel de la serie a la que adapta. Lo mismo ocurre con ‘After Earth’ con el añadido de que la capacidad de llevar un ritmo adecuado y lograr sorprender eran nulos, aspectos que Shyamalan siempre había dominado.

Amenaza, miedo y verdad

Como se ha comentado en la introducción, el cine de Shyamalan está formado por tres agentes predominantes: amenaza, miedo y verdad, que se correlacionan entre sí y pueden ser múltiples. La amenaza es la presentación de un posible enemigo que en la mayoría de las ocasiones provoca terror a quienes les afecta hasta llegar a saber la verdad que el director muestra de maneras variadas y no únicamente con giros y sorpresas.

Muertos, extraterrestres, criaturas del bosque, monstruos de cuentos (Scrunt), las plantas, el ejército del Reino del Fuego, los Ursa, a Shyamalan le gusta introducir amenazas (algunas reales y otras no) y ver cómo influyen en un individuo, familia o comunidad.

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Shyamalan hace uso de los medios de comunicación, con la televisión como canal principal de información, para introducir a los personajes y al espectador algunas noticias relevantes para el devenir de la historia o amenazas de una manera gradual como hace en ‘El Protegido’, ‘Señales’ y ‘El incidente’.

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En un segundo plano y de una manera casi imperceptible (en noticias y titulares de diarios) el director presenta otro enemigo menos terrorífico que los anteriores, pero más real: el ser humano y su maldad.

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No es hasta ‘El incidente’ que la maldad humana provocada por la paranoia pasa a ser explícita.

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“El miedo no es real. El único lugar donde puede existir el miedo es en nuestros pensamientos sobre el futuro. Es producto de nuestra imaginación. Te hace que temamos cosas que ni existen en el presente ni a lo mejor nunca existirán (…) el peligro es muy real, pero el miedo es una opción”.  – Cypher Raige en ‘After Earth’.

Las amenazas provocan terror en las personas, muchos de los personajes de Shyamalan tienen miedo a algo y viven marcados por ello. El director expone el miedo no únicamente a algo sino que indaga en él buscándole un objetivo para un personaje (‘Airbender, el último guerrero’), convirtiéndolo en una habilidad sobrenatural (‘El sexto sentido’) o debilidad (‘El Protegido’, ‘After Earth’) o transformándolo en un juego o una farsa (‘El bosque’).

En ‘El Protegido’, David Dunn sólo tiene una debilidad, su kriptonita particular: teme al agua. De niño estuvo a punto de morir ahogado en la piscina y en el filme debe enfrentarse de nuevo contra su mayor adversario cuando cae en la piscina de una casa.

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El miedo también supone una desventaja en ‘After Earth’, donde los Ursa, unas criaturas ciegas, son capaces de olerlo y así poder matar a los humanos. Sólo se les puede vencer sin miedo.

En ‘El bosque’, el temor a las criaturas ha conseguido crear un juego para ver quien aguanta de pie más tiempo en el tocón de espaldas al bosque hasta que les vence el miedo en lo que es una prueba de valentía.

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Para visualizar momentos donde el miedo o el temor se apoderan de los personajes, Shyamalan hace uso de una tipología de planos que van del plano medio corto, primer plano al primerísimo primer plano mirando a cámara.

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Una vez presentados la amenaza y el miedo que provocan, aparece el último factor: la verdad, elemento cercano a lo calidoscópico que M. Night Shyamalan suele usar como giro o clímax sorpresivo en sus películas o para buscar a los personajes que ayudarán al protagonista.

En ‘Los primeros amigos (Wide awake)’ la verdad se traduce en forma de niño ángel que sólo puede ver Joshua y que le confirma que su abuelo está bien con Dios. La verdad como respuesta a la pregunta que el chico se planteaba desde el inicio.

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En el apretón de manos entre Elijah y David se descubre por el poder de este que Elijah era quien había provocado todos los accidentes para encontrar un superviviente, un superhéroe como David, descubriéndose como el villano de la película en ‘El Protegido’.

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En ‘El sexto sentido’ la verdad es múltiple y cubre diferentes frentes: las confesiones de Cole a Malcolm y a su madre sobre su habilidad de ver a los muertos tras ocultárselo y el descubrimiento de Malcolm de que está muerto.

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Es en ‘La joven del agua’ dónde la verdad no es qué sino quién. La narf necesita a un grupo de personas que le ayuden a volver a su mundo. Cleveland Heep busca a esas personas según las directrices de un crítico de cine experto en tramas en una verdad que acaba siendo errónea.

Grupo de personas según la orientación del crítico -Guardián, gremio, simbolista y curandera- (sin resultados)

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Grupo de personas según el simbolista -Guardián, gremio, simbolista y curandero- (verdad para poder curar a la narf y ayudarla a volver a su mundo)

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Una forma muy recurrente que tiene Shyamalan de mostrar la verdad es a través de las puertas y los cofres. Tras las puertas se halla una verdad que permanecía oculta, lo mismo ocurre dentro de los cofres.

En ‘Señales’ el extraterrestre encerrado tras la puerta es el que aparece en casa de los Hess sin los dedos que Graham le había cortado con el cuchillo.

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Tras la puerta de la habitación de la señora Jones en ‘El Incidente’ se ve una muñeca, sinónimo de la locura de la mujer.

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En varias ocasiones de ‘El sexto sentido’, Malcolm intenta abrir una puerta sin resultado, hasta que descubre que está muerto y ve como en realidad estaba barrada por un mueble.

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Tras las puertas de una vieja casita de la aldea de ‘El bosque’ se descubre como las criaturas son tan sólo disfraces, una farsa para evitar que la gente vaya a la ciudad. Un disfraz que puede verse como el lado oscuro del espíritu humano.

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Los cofres también desvelan algunos secretos y verdades, en el caso de ‘El bosque’ guardan el pasado de los fundadores de la aldea, mujeres y hombres de la época contemporánea que tras perder a seres queridos en asesinatos, habían decidido formar una comunidad del siglo XIX apartada de la ciudad.

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En el cofre que la niña muerta le entrega a Cole se encuentra un VHS donde el padre descubre que murió envenenada por su mujer y madre de la niña.

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Amor y fe

“El mundo se mueve por amor, se arrodilla ante él con reverencia” justifica Edward Walker al consejo de aldeanos para enviar a su hija Ivy a por medicinas que puedan salvar a Lucius.

Varias de las películas de M. Night Shyamalan utilizan el amor para justificar los actos de los protagonistas, ‘El bosque’ es el filme donde más claro se encuentra ese sentimiento, en el amor que sienten Ivy y Lucius, remarcable en tres momentos:

Cuando las criaturas aparecen en la aldea e Ivy espera a Lucius (su salvador y protector) en la puerta de su casa,

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y el acto de amor que Ivy hace hasta las afueras del bosque en busca medicamentos.

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Para Shyamalan el amor puede con el miedo y consigue que se haga lo imposible por él. Algo parecido ocurre en ‘Los primeros amigos (Wide awake)’ donde el amor que siente Joshua por su abuelo le hace buscar a Dios porque necesita saber si descansa en paz y paralelamente descubra el amor por una niña a lo que él llama “reacción biológica”. Una película donde la fe también es muy importante, con un personaje tan religioso como el abuelo que logra que un niño pequeño decida buscar donde sea un Dios que le envíe señales y responda sus preguntas.

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La fe cobra mucha relevancia en ‘Señales’ cuyo título aparte de referirse a las señales de los maizales, habla sobre la fe que el ex-reverendo Graham ha perdido y en su búsqueda de alguien que vele por su familia. La muerte de su mujer en un accidente provoca que Graham haya dejado de creer en Dios, incluso odiarlo hasta que su hijo sobrevive al veneno que el extraterrestre le introduce por tener los pulmones cerrados tras el ataque de asma, un acto entre la casualidad y el milagro que provoca que decida volver a su vida de reverendo. La pérdida (ausencia de símbolos religiosos) y la posterior recuperación de la fe, se muestra al inicio y al final de la película.

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En ‘El sexto sentido’ Cole mira de resguardarse en la iglesia, lugar sacro por excelencia para esconderse de las malas gentes que le quieren hacer daño, en su caso, los muertos. La tienda de campaña que tiene montada en su casa es una suerte de santuario donde mira de esconderse de los muertos y aferrarse e invocar a Dios.

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Color

A lo largo de la filmografía de Shyamalan el color ha ido adquiriendo diferentes significados para dejar señales al espectador, para destacar a algún personaje, algo prohibido o para mostrar sensaciones.

El color rojo se usa ‘En el sexto sentido’ para mostrar todo lo del mundo real que ha sido corrompido por la otra dimensión.

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En ‘El bosque’ el rojo también es el color predominante para hacer referencia que es el color prohibido por atraer a las criaturas, al ser la capa de los monstruos de ese mismo color. El dorado es su antítesis y el color de las capas de los aldeanos. Además Ivy dice poder ver una neblina de color que desprenden algunas personas.

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El objetivo de los colores en ‘El Protegido’ es resaltar a las personas que han hecho algo malo, que podrían considerarse como villanos.

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En ‘El incidente’ los colores se concentran en un anillo que puede decir lo que uno siente, relacionando los sentimientos con un color determinado donde no se sabe qué color tiene el amor.

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La música de James Newton Howard

Toda la filmografía de M. Night Shyamalan, excepto ‘Praying with anger’ y ‘Los primeros amigos (Wide awake)’, viene acompañada por el sello musical de James Newton Howard. El compositor ha sido un buen socio del director con unas composiciones que se alían a las imágenes creadas por Shyamalan y concederles una fuerza que encaje y acompañen a las diferentes escenas. Partituras en la mayoría de los casos con gran componente de suspense, melodías inquietantes combinadas con acordes más pausados o épicos según requiera el momento. Música que dialoga con la escena supliendo a las palabras.

Sergio Montesinos


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CRÍTICA: La visita (2015)

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4 estrellas

Título original: ‘The visit’. Año: 2015. Duración: 94 min. País: Estados Unidos. Director: M. Night Shyamalan. Guión: M. Night Shyamalan. Fotografía: Maryse Alberti. Reparto: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould, Deanna Dunagan, Peter McRobbie, Kathryn Hahn. Productora: Blumhouse Productions. Género: Terror. Estreno (Estados Unidos): 11/09/2015. Estreno (España): 11/09/2015.

M. Night Shyamalan siempre ha mantenido unas pautas muy marcadas y definidas en su filmografía, factores que todo aquel que haya visto varios trabajos del director puede identificar con facilidad. Su doble experiencia con las superproducciones ‘Airbender, el último guerrero’ y ‘After Earth’ fueron un giro y un bache para la creatividad a la hora de crear historias que había demostrado con sus anteriores películas, limitado a un material ya establecido y con la presión de un gran estudio detrás. Con ‘La visita’, Shyamalan deja de lado la espectacularidad y el croma para centrarse en una historia pequeña con pocos personajes y escasas localizaciones como ya hiciera en filmes como ‘Señales’. ‘La visita’ cuenta la convivencia de dos hermanos, Becca y Tyler, con sus abuelos maternos, a lo que que nunca antes han visto. Una visita de una semana afectada por el extraño comportamiento de los ancianos.

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La película destaca por su forma al pertenecer al género del found footage, con un uso constante de la cámara en primera persona. Un género que engloba películas como ‘El proyecto de la bruja de Blair’, ‘Monstruoso’ o la saga de ‘Paranormal Activity’ para dar más realismo a los hechos y que en ‘La visita’ supone ser un documental que Becca realiza para entender el distanciamiento entre su madre y los abuelos por un suceso ocurrido en el pasado. En estos casos la cámara se convierte en un personaje más en el filme para focalizar la mirada en un lugar muy concreto, el que ha decido el personaje. Muchas de las películas pertenecientes a este género abusan de un mal uso de la cámara, ya sea con un exceso de movimiento que acabe desconcertando al espectador en lugar de generar una sensación de tensión o bien por crear largos planos a la espera de que suceda algo en la escena para buscar más el susto fácil que la intriga. Shyamalan aprovecha el uso de la cámara en mano para generar momentos muy inquietantes tanto por lo que se muestra en el encuadre como lo que no se ve y puede aparecer de la nada. El fuera de campo y los largos planos fijos, en los que siempre pasa algo, combinados con algún movimiento brusco justificado, como la escena en la que juegan al escondite, generan una sensación de temor y confusión que benefician a la película.

La amenaza está personificada en la figura de los abuelos. Una de las grandes bazas de la película está en no saber de qué manera actuarán ante sus nietos (delante de la cámara) al ser dos personas imprevisibles que pueden pasar de la amabilidad a una conducta chocante al instante, unos personajes que se asemejan al personaje de la anciana que aparecía en el último tercio de ‘El incidente’. Sus actuaciones, cercanas a la demencia y a la locura, desconciertan y asustan a los dos hermanos que ven como la relación con sus abuelos es cada vez más brusca y peligrosa, sucesos y comportamientos que su madre, con la que se comunican por Skype, los otorga a su vejez.

El director sorprende en la equidad y correspondencia de los momentos inquietantes y humorísticos, unidos durante gran parte de la película. Algunas escenas perturbadoras y sorprendentes acaban de una manera cómica y divertida al ser tan desconcertantes (incluso el giro marca de la casa), un aspecto que el director había utilizado muy poco en sus filmes previos. El personaje de Tyler, el hermano pequeño, es también un añadido cómico con sus rapeos improvisados y sustituyendo insultos por nombres de cantantes.

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En un segundo plano, en medio del miedo y el humor, tiene cabida un trasfondo dramático. El documental que prepara Becca hace la función de puente-panacea entre la incomunicación existente entre su madre y sus abuelos con el objetivo, por medio de entrevistas, de conocer el motivo de esa separación, propósito que los ancianos no quieren esclarecer ni hablar si no es en forma de relato, como quiere la abuela. Shyamalan presenta a una familia desestructurada con unos hijos que no entienden, sobre todo Becca, porque su padre los dejó. El rencor destaca en varios tramos de la película.

‘La visita’ se disfraza de documental para tratar temas como la locura y la familia bajo una atmósfera aterradora con altas dosis de humor. Shyamalan regresa a su cine más íntimo y personal con una historia sencilla, pero bien desarrollada que entretiene y ofrece escenas memorables de un director que cuida mucho la puesta en escena y a sus personajes.

Sergio Montesinos


Tagged: Deanna Dunagan, Ed Oxenbould, Kathryn Hahn, M. Night Shyamalan, Olivia DeJonge, Peter McRobbie

CRÍTICA: Múltiple (2017)

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Las personalidades del ser

A lo largo de su carrera, a M. Night Shyamalan se le ha identificado por ser un director de ‘plot twists’, giros importantes en la trama que han significado una suerte de marca analógica en sus películas. Lo cierto es que su cine no se basa únicamente en el factor sorpresa (aunque sí es una baza importante), sino en unas pautas y elementos reconocibles que ha ido utilizando en sus historias. De este modo, sus filmes, diferentes en el aspecto de la trama, no lo son tanto si nos referimos a la estructura que los conforman.

Después de su paso por el sub-género del found footage en ‘La visita’, ‘Múltiple’ puede verse como un acercamiento de Shyamalan a su filmografía de finales de los 90 y gran parte de la primera década de los 2000 donde el director controlaba sus películas, un aspecto que pareció perderse cuando decidió dirigir las fallidas superproducciones ‘Airbender: el último guerrero’ y ‘After Earth’, una etapa breve y perjudicial que ha quedado atrás. En ‘Múltiple’, tres chicas adolescentes son secuestradas por Kevin (James McAvoy), que padece un trastorno disociativo y en cuya mente habitan 23 personalidades distintas. Varias de esas personalidades salen a la luz con el propósito de gobernar a Kevin y permitir que una nueva identidad mucho más poderosa, llamada la Bestia, se origine y ponga en peligro la vida de las jóvenes.

multiple_3Shyamalan retoma un tema que ya ha utilizado en varias ocasiones como es el ser humano con habilidades especiales como ya hizo con Cole y su don para poder ver a los muertos en ‘El sexto sentido’ o David Dunn, el superhéroe que desconocía serlo de ‘El Protegido’. Seres con capacidades extraordinarias vistos desde la comprensión y fascinación. En ‘Múltiple’, el director recupera el papel del psicólogo, que ya utilizó en ‘El sexto sentido’ con Malcolm Crowe, en este caso encarnado por la doctora Fletcher (Betty Buckley), que trata de entender y reconocer las personalidades del trastorno disociativo de Kevin en sus sesiones.

Las diferentes personalidades que se manifiestan suponen una suma de posibilidades a favor de la historia y un desconcierto para las tres chicas que tendrán que averiguar la manera de escapar. En esta mezcla de identidades entra Casey (Anya Taylor-Joy), cuya personalidad aislada por sucesos del pasado, pero muy perspicaz le hace tomar el mando de la situación y se decida interactuar con alguna de las personalidades más débiles de Kevin para que las ayude a escapar del recinto donde están recluidas. A Shyamalan siempre le ha gustado sorprender al espectador, captar su atención y mantenerlo en tensión. En ‘Múltiple’, la narración es muy directa y va in crescendo para derivar en el desconcierto y la incomodidad gracias también al uso de los espacios reducidos o cerrados, como ya ocurría en las casas de ‘Señales’ o ‘La visita’, y al empleo de planos fijos y primeros planos, que vienen acompañados de la fotografía de Mike Gioulakis (‘It Follows’), que logra captar el ambiente de intranquilidad y perturbador que respira el filme y que el director hindú combina con algunos toques de su humor tan característico que logra ser un contraste divertido que encaja dada la inverosimilitud de la situación.

Como suele ser habitual en el cine de Shyamalan, hay un vínculo entre varios personajes, una conexión que permite conocerlos y entenderlos mucho mejor. Kevin y Casey son dos personas con un pasado complicado, una conversación con la doctora de una de las personalidades de Kevin y, sobre todo, los flashbacks breves de la niñez de Casey, permiten divisar las similitudes que hay entre ellos y que resultan ser determinantes. Es en el lazo traumático que ambos comparten donde Shyamalan combina el thriller con el drama en el tercer acto. El trauma de nuevo como catalizador y génesis de un personaje.

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Si bien el guión y el desarrollo de la historia funcionan gracias a una planificación muy medida, ‘Múltiple’ le debe mucho a James McAvoy. El actor tenía la complicada misión de interpretar a diferentes personajes y en ocasiones haciéndolo a la vez. McAvoy hace un gran papel con una interpretación que combina registros gestuales, corporales y vocales. Cada identidad supone un cambio de registro y de forma de ser, algunos generan simpatía y mientras que otros terror. Shyamalan le da mucha importancia a sus personajes, con diálogos o actos que los definen, casi siempre ante una amenaza. En ‘Múltiple’, por primera vez el personaje principal en el que sustenta la historia es la amenaza y para ello necesitaba un actor con la suficiente versatilidad para que el resultado fuera positivo y la impecable actuación de McAvoy lo ha logrado. McAvoy tiene el apoyo de Anya Taylor-Joy con la que comparte gran multitud de escenas y con la que logra una relación muy estrecha que beneficia a la trama. Taylor-Joy concede al personaje de Casey de valentía y determinación, en un trabajo basado en su mirada.

‘Múltiple’ no es el regreso de Shyamalan (¿acaso se ha ido nunca?), sino la confirmación de que los patrones de su cine siguen ahí con el objetivo de seguir dando al espectador lo que se espera de él. Un inquietante laberinto de identidades que al mismo tiempo se convierte en un guiño a su filmografía.

Sergio Montesinos


Tagged: Anya Taylor-Joy, James McAvoy, M. Night Shyamalan
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